Corren tiempos donde los adjetivos adecuados para calificar la magnitud de la crisis son difíciles de encontrar. Profunda, acelerada, devastadora, ... histórica. La crisis de todos es financiera, económica y global. La nuestra es además, y sobre todo, urbanística.
Pero, contra lo que afirman los telediarios, no ha llegado a todas partes. Aún existen dos pequeños pueblos de la provincia de Granada, que resisten heroicamente y en solitario a la gran crisis mundial -como la aldea de Astérix, frente al imperio romano-.
Los municipios de Dílar y Gójar, acaban de aprobar un nuevo convenio urbanístico para crear entre ambos una nueva ciudad de 2500 casas, con su eco-parque temático y su eco-campo de golf -faltaría más-, con sus colegios y hasta con iglesia propia. Aquí no han oído hablar de la caída de la construcción, de la falta de financiación, del millón y pico de viviendas sin vender y de las hipotecas sin pagar. Aquí no hay crisis.
Dílar, un precioso pueblo de montaña al pie del Parque Nacional de Sierra Nevada, cuenta ya con una urbanización en construcción, -y sin vender-, que duplica el tamaño del pueblo original. Gójar, deteriorado por años de construcción especulativa, tiene varias urbanizaciones en su entorno en construcción, -y sin vender, claro-.
Nada importa. Entre los dos pueblos han decidido que el viejo proyecto especulativo de la constructora URBESPACIOS, siga adelante. Rechazado anteriormente en Valladolid, es multiplicado y trasladado con gran acierto a esta tierra que tan fácilmente se vende a los especuladores. Y es que aquí esto no solo es viable, es sostenible.
La coalición «progresista de izquierda» (PSOE+IU) que se hizo con el ayuntamiento de Gójar, con la promesa electoral de oponerse a esta barbarie urbanística del anterior alcalde (PP), finalmente ha entrado en razón. En la razón de la constructora.
La traición de las promesas electorales, la triste decepción de sus votantes, el daño moral a sus formaciones políticas, ... nada importa.
Las miles de firmas de ciudadanos recogidas, los cientos de alegaciones profusamente argumentadas que se presentaron ante los dos ayuntamientos, las declaraciones de grupos ecologistas y colectivos ciudadanos, ... nada importa.
Ebrios de su especula-poción mágica, -una fórmula secreta que les hace inmune a la recesión económica-, nuestros ayuntamientos resistirán en solitario hasta el final, al grito de:
- ¡Aquí no hay crisis! ¡Más especulación! ¡Más especulación!
Afortunadamente, la postura de las autoridades autonómicas, de la que depende en última instancia la aprobación de los planes de ordenación, nos tranquiliza. Tal como se desprende del informe del Parlamento Europeo (Informe Auken), nuestras autoridades son toda una garantía de responsabilidad y defensa del interés general. No hay más que ver el modelo de desarrollo sostenible del urbanismo andaluz de las últimas dos décadas. Podemos estar tranquilos.