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“¡El río se ha salido! ¡El río se ha salido!” "¡Colocad las compuertas!

Enseñanzas que nos legó Ricardo Ávila. Puesta en común. 17 Octubre 2018

“Mira, aquí colocaban las compuertas. ¿Ves las señales?” Ricardo me mostraba unas ranuras ya deterioradas por el paso de los años en las casas del pueblo más cercanas al río Dílar. Cuando el río se desbordaba, “algún agricultor venía corriendo y gritando ‘¡El río se ha salido! ¡El río se ha salido!’. Rápidamente, los vecinos colocaban las compuertas para que el agua no entrara en el pueblo y en las casas”. Ayer, 12 de octubre de 2018, cuando necesito sentir en vivo las enseñanzas de Ricardo por las calles de su Purchil natal, se desatan mis temores; ¿seguirán visibles las señales que Ricardo me mostró o habrán desaparecido para siempre?

Entarquinado. Foto que Ricardo le dio a Antonio Castillo y que este tiene colgada en su facebook

A Sofía Montoro, María Ávila Montoro y Sofía Ávila Montoro

El miércoles 17 a las 6 de la tarde, en el salón de plenos del Ayuntamiento de Vegas del Genil en Purchil, pondremos en común las enseñanzas de Ricardo Ávila, para que nos sirvan de guía en nuestras actuaciones en defensa de la Vega y de los agricultores.

Hablaremos del legado que nos dejó Ricardo Ávila

Paco Cáceres Santiago veguitadegrana@gmail.com

Tenía que sentir sobre el terreno los lugares de Purchil y Vegas del Genil que recorrí con Ricardo Ávila. Lugares, que se convirtieron en entrañables y, a la vez, en recursos educativos para utilizar en mis clases. Y allí estuve ayer; activando la memoria, reviviendo, sintiendo. Fue gracias a María, su hija, extraordinaria alumna y persona, como entré en contacto con él. Pronto congeniamos y empezamos los paseos en los que me fue descubriendo los entornos cercanos, las señales que hablaban de las relaciones de los seres humanos con este territorio, con su río, con su vega. Eran historias contadas de una forma bella, amena, incluso mágica. Ayudaba mucho el carácter amable de Ricardo, su cercanía y su inmensa capacidad como comunicador. Parece que lo estoy viendo, mirándote, dibujándote la vega o las acequias con los trazos más bellos y certeros. Y siempre, siempre mostraba con una sonrisa tranquila su gran admiración e identificación con su tierra, con la Vega, con sus gentes.

Las compuertas para defenderse de las crecidas del río Dílar

“Mira, aquí colocaban las compuertas. ¿Ves las señales?” Ricardo me mostraba unas ranuras ya deterioradas por el paso de los años en las casas del pueblo más cercanas al río Dílar. Cuando el río se desbordaba, “algún agricultor venía corriendo y gritaba ‘¡El río se ha salido! ¡El río se ha salido!’. Rápidamente, los vecinos colocaban las compuertas para que el agua no entrara en el pueblo y en las casas”. Ayer, cuando recorría las calles de Purchil se desataban mis temores; ¿seguirán las señales que me mostró Ricardo o habrán
desaparecido? Voy por la calle Granada hacia el puente Francés y cerca del secadero más monumental de Purchil miro en la edificación donde se veían las ranuras para colocar la compuerta y… ¡ni rastro! ¡Me cachis…! ¡Era historia del pueblo! Camino triste bajo un sol de octubre suave. Llego al centro de Purchil nadando entre multitud de recuerdos. Ahí junto a la Iglesia celebramos la jornada previa a las merendicas que se había perdido en el pueblo y recuperamos… Bueno. De eso hablaré otro día. Me encamino a la minicuesta. “¿Sabes por qué está un poco en alto esta entrada? Para que no pasara el río cuando se salía. Al principio colocaron arena y después quedó ya esa pequeña pendiente ”. ¡Es verdad!, esa parte que une dos calles no necesitaba pendiente. Entro en la calle Noracha y ¡tampoco veo signos del lugar donde se colocaban las compuertas! Empiezo a sentirme decepcionado. Le pregunto a una señora que hay por allí. “Vivo aquí, pero soy de la Alpujarra, de Laroles, no sé eso que me habla del río”. De pronto, miro mejor y ¡allí estaba la señal de la compuerta! Qué alegría me dio. Aún puedo ver la mano de Ricardo señalando una gran reliquia. “¿Ves? Cuando anunciaban que el río se salía, colocaban aquí la compuerta” Me voy alegre, al menos esa seña de identidad, histórica, sigue viva.

Ranura por donde metían las compuertas cuando el río Dílar amenazaba con inundar Pucrhil
Esta señora está apoyada en los restos que nos indican la lucha que tuvo Purchil para evitar las inundaciones del río Dílar

El río al que nos referimos es el Dílar, que antes de ser encauzado allá por los años 60 del pasado siglo, no iba siempre por el mismo sitio, cuando se desbordaba cambiaba de ruta. “La lucha de los agricultores por sujetar los suelos para que no se los llevara el agua pasaba por sembrar cañas en los lugares más expuestos al río”. “Pueden ser una seña de identidad de antiguos recorridos del río en distintas épocas”. Ricardo me señaló alguno de estos lugares. Estos cañaverales, arrancados casi todos por la urbanización salvaje que sufrió Vegas del Genil a principios de siglo, traían también otros beneficios. Cuando le narraba las enseñanzas de Ricardo a alumnos de 2º de ESO, uno de ellos me comentaba. “Paco, nos sentamos a la sombra de esos cañaverales en pleno verano y no sientes el golpe del calor. Allí nos juntamos y hablamos de nuestras cosas”. Desde la escuela de Purchil podíamos contemplar, hoy ya no, el lugar del que hablaba uno de mis alumnos. Eran los años 96 o 97 del pasado siglo.

Las inundaciones eran una lotería. Unos agricultores ganaban y otros perdían

Seguimos con el río, con los ríos. Cuando caminábamos entre el Genil y el Dílar me solía decir; “las inundaciones eran una lotería. Unos ganaban y otros perdían. A unos agricultores les enriquecían las tierras con los limos y a otros se las deterioraban con las arenas”. Cuando me decía eso, me acordaba de Miguel Ángel Molinero en una charla sobre el río Dílar; “los ríos pueden ser dioses o demonios…” Sale lo de los entarquinamientos. “¿Qué es eso Ricardo?” “Antes, se inundaban los campos, también iban aguas residuales, que eran más que nada fecales. Con esos encharcamientos tenían ya el abonado para varios años”. El entarquinamiento no es posible hoy, con aguas residuales imposible. Me contaba Antonio Hurtado “El Niñillo” que hace unos años, por accidente, una de sus fincas quedó anegada varios días con aguas residuales y estuvo un largo tiempo que no producía nada. Me viene también a la memoria lo que nos decía a Pepe García y a mí Juan, el último agricultor de la Alhambra; “Un día vi por la vega unas lechugas grandes y hermosas y les pedí semillas a los agricultores, pero cuando las sembré en la huerta del Generalife, me salieron pequeñas, sin fuerza. Al pensar sobre ello la cosa me quedó clara; el agua pura de las acequias de la Alhambra no tenía el abono de las aguas más turbias de la Vega”. Ya veis, de unas personas pasamos a otras… Son enseñanzas encadenadas.

Por esete lugar sólo visible por una parte, pasaba el río Dílar en otras épocas
Rincón cerca del Puente Francés

Reliquias en el abandono. Obras Públicas indicaba por dónde iban los ríos Genil y Dílar.

Vuelvo con mi instructor, con Ricardo. “Al igual que el Dílar, el Genil ha tenido diferentes rutas. Por debajo de ese puente que está ahí casi invisible pasaba el Dílar, el Genil pasaba más allá, por el puente Francés, y un poco más abajo se unían”. Hoy cuando camino por ese lugar, contemplo que el ojo de puente por donde pasaba el Dílar no se ve porque está tapado. Afortunadamente, al otro lado, saliendo de la calle Granada, convertida en camino, se puede apreciar perfectamente. Muy cerca de allí, Ricardo me dijo; “Ven para acá, que te voy a enseñar una cosa”. Caminé con él un poco y me señaló un mojón de Obras Públicas. “Mira, este mojón señalaba por donde iba el río Dílar y por donde el río Genil. Es de las pocas reliquias que quedan, pero ya lo ves. Ahí, tirado, sin importarle a nadie”. Sí, una seña de identidad abandonada, que indicaba por dónde iban los ríos en otros tiempos. Yo, que era todavía maestro en Purchil, intenté que el ayuntamiento de Vegas del Genil tomara cartas en el asunto. Escogí malos tiempos para hablar de cultura, de historia, de señas de identidad; en aquel entonces sólo se hablaba de ladrillos y mi gestión no tuvo éxito. Ahora, cuando recorro buscando el mojón de Obras Públicas, creo no poder encontrarlo, pero mi persistencia dio resultados. Allí, tirado, una reliquia histórica a la que no se le da la importancia que merece. A un lado la leyenda que apenas puede leerse; “río Dílar” y unos números. Al otro lado “OP. Río Genil”. Bueno, al menos sigue allí. Su enorme peso, afortunadamente, lo mantiene en el lugar.

Río Dílar en la actualidad poco antes de su desembocadura
Entarquinado. foto de la página pasiajes del agua impulsada por Antonio Castillo

Seguimos con nuestros paseos. “Las niveletas, que ya no se utilizan para los riegos, están tiradas por ahí, son piezas de museo, pero no hay conciencia de ello. Hay agricultores que tienen en sus casas un verdadero museo de la historia de la agricultura en los últimos tiempos. Pero para muchos si no tiene utilidad, no tiene valor”. Así se expresaba Ricardo cuando veía algún instrumento tirado porque ya no lo usaban los agricultores. Él se lo llevaba a casa. Cuando lo visitábamos siempre tenía algo que mostrarnos relacionado con la agricultura.

Un jardín maravilloso

No puedo pasar por alto algo que siempre me impresionó. Muy cerca de la escuela, en una casita con un jardín minúsculo, vivía la madre de Ricardo. Era un milagro ver cómo en un espacio tan pequeño se podía tener un jardín tan bello. Pequeños árboles frutales, plantas de jardín, todo perfectamente diseñado; tamaños, colores, formas… como si fuera un cuadro hermosamente dibujado. Siempre que pasaba por allí miraba y me enamoraba… “Ricardo, ¿cómo puede tener tu madre un jardín tan bello…?” “Lo cuida mucho, Paco, los riegos además los hace a la perfección. Ni les sobra ni le falta agua…”

No hubo una única lección, ni un único paseo, Ricardo me regaló muchas tardes; pocas para mí, que tanto disfrutaba de sus explicaciones. También asomaron en esas tardes acequias, riegos, tabaco y relaciones entre agricultores y CETARSA… No desarrollo más enseñanzas por no hacer más largo el artículo. Eso sí, esos saberes siguen brotando en mi memoria, fue un legado que me dejó y, como dije, una herramienta de trabajo como maestro, que me ayudó a que mis alumnos conocieran mejor el lugar donde vivían. También me ayudó, mucho, como persona involucrada en los movimientos en defensa de la Vega.

El mismo mojón de Obras Públicas señalando el río Genil.
Mojón de Obras Públicas. En esta parete señala el Río Dílar

En ese campo, como defensor de la protección y dinamización de la Vega, recuerdo las charlas que impartió y el asesoramiento técnico que nos dio en los diferentes documentos que sacamos a la luz. Pero sobre las enseñanzas que nos dejó como movimiento de la Vega hablaré en otro artículo.
Al final, en mi paseo por las vivencias de hace dos décadas, me encamino hacia Ambroz y cojo camino de Cúllar Vega para llegar al cementerio. Voy en silencio, noto mi respiración, el canto de algún que otro pájaro y un territorio demasiado construido. Pienso en Ricardo, en la escuela, en los años en los que surgió el movimiento en defensa de la Vega en estas tierras. Pero como dije, eso es materia de otro artículo.

puente frances purchil antes de estar abandonado
El Puente Francés está bastante abandonado.
Puente Francés

¿Se podrían recuperar esas señas de identidad?

Quiero terminar, siguiendo el espíritu Ricardo, de forma positiva. En honor a ese enorme amor, a esas raíces profundas que unían a Ricardo a esta tierra. Y que yo comparto. Siguiendo como decía el pensamiento positivo de Ricardo, quiero pensar que no es tarde del todo…

¿Sería posible recuperar todas esas señas de identidad que cito en este artículo ¿Sería factible recuperar del abandono el puente Francés? Ayer me dio pena verlo en el estado que estaba. ¿Sería posible que todas esas enseñanzas pudieran convertirse en un material didáctico para que las niñas y niños de Purchil y Vegas del Genil pudieran conocer su historia…? ¿Podría un equipo, subvencionado por el Ayuntamiento, investigar otras posibles historias y temáticas de Vegas del Genil, para que los niños y niñas del municipio pudieran conocer mejor los lugares en donde viven...? Ojalá fuera posible. Sería una de las mejores tareas que podríamos hacer para conservar la memoria de nuestro querido Ricardo Ávila.

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Por Veguita de Graná

El Sábado 13 de octubre de 2018

Actualizado el 14 de octubre de 2018