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La Vega de Granada sufre una pérdida irreparable; ha muerto Ricardo Ávila

Referente para agricultores y el movimiento en defensa de la Vega

Ricardo Ávila Alabarces, técnico agrícola jubilado, murió el sábado 30 de septiembre. Con su fallecimiento la Vega de Granada pierde a una de las personas que mejor la conocía, y que siempre mantuvo su compromiso con ella y con la dignidad de los agricultores. Actualmente participaba, entre otros, en un proyecto que investiga las potencialidades de riqueza y trabajo de la comarca de la Vega granadina. Su pérdida ha causado una honda impresión en agricultores y el movimiento en defensa de este espacio agrario. Ricardo, uno de sus máximos referentes pasa a formar parte ya del amplio patrimonio humano de la Vega de Granada

Ricardo en una foto reciente

Paco Cáceres

La noticia me la comunicaba Jorge Álvarez; “ha muerto Ricardo Ávila”. Envuelto desde ese momento en una honda impresión he querido recorrer los 22 años en que compartimos un gran sentimiento común; la Vega de Granada

Conocí a Ricardo cuando procedente del mundo jornalero de El Coroonil (Sevilla), aterricé en mi último destino como maestro; Purchil. Era otoño de 1995. Le daba clases de Educación Física a su hija María y a partir de ahí entablamos relación. Ahora que lo pienso, creo que me tocó el gran premio de la lotería. Gracias a él, en paseos por el pueblo y la vega, pude conocer los ríos Genil y Dílar, la Vega, los caminos, las acequias, la relación del pueblo con esos entornos. Y todo contado con gran sencillez, rigor y atractivo. Ricardo me transmitió conocimientos y magia al mismo tiempo. A mí me vino de maravilla, porque Ricardo me había regalado con sus palabras el libro de texto de Purchil; sus enseñanzas las transmití año tras año, paseo tras paseo, a mis alumnos y amigos hasta que la vista me jubiló.

Entorno de vega donde vivió Ricardo

En aquel curso 95-96 ya empezamos a ir conformando el movimiento en defensa de la Vega. Empezaron los paseos, las charlas, los debates, las publicaciones… Desde el primer momento pudimos contar con los sólidos conocimientos teórico-prácticos de Ricardo. Recuerdo, y soy de mala memoria, la clase de la escuela de Purchil donde dio la primera charla sobre la Vega. Salí de ella como el que sale con un tesoro. fueron conocimientos que enamoran, que te dan claves, que te enraízan… Quiero recordar a otro seductor de ese primer año de movimiento, el del agua. Antonio Castillo, en otra charla en Armilla nos habló del acuífero, de la sierra, de la Vega… Esas dos charlas no las olvidaré nunca. Sentaron sólidos cimientos en mí para luchar en defensa de la Vega.

Desde entonces, en estos muchos años de sentir, compartir y luchar por la Vega, Ricardo ha sido para mí uno de mis mayores maestros y referentes. Lo tuvimos para todo; para charlas, debates, ponencias… Te hablaba de agricultura, de riegos, de jardinería… Por él pasaban todos los documentos que elaborábamos; el Pacto Granadino por la Vega (2000), El Plan de Dinamización de la Vega (2005), Recuperamos el Abrazo con la Vega… Personalmente, cuando él leía los textos, le aportaba algo y le daba el visto bueno, a mí me hacía sentir seguro… Ahora que se fue, no puedo evitar un sentimiento de orfandad en este sentido.

Camino entre Ambroz y el río Dílar

¿Y qué me aportó Ricardo sobre la Vega?

Aparte de los conocimientos, a los que he hecho mención, de los distintos elementos y la relación de éstos en los entornos de Vegas del Genil. Aparte de sentimientos y todo eso intangible que no se puede narrar, quiero señalar lo siguiente:

 Sin agricultores no se puede hablar de vega. Esto, que parece una perogrullada, lo olvidamos con mucha frecuencia. Se hacen diseños de vega, se dan ideas, se proponen medidas, pero al margen de los agricultores.

 Siempre hay que estar en contacto con los agricultores. Ricardo, junto a Jorge han sido nuestros puentes para relacionarnos con agricultores, cooperativas agrarias, etc. Sobre todo, de la Vega Central.

 La necesidad de ir forjando una cultura emprendedora en los agricultores, anulada porque históricamente éstos cultivaban para el Estado (lino, cáñamo, remolacha, tabaco). Hacía mucho hincapié en esa idea.

 La agricultura, aunque fuera convencional, había que apoyarla porque hace posible que haya vega, podemos ir caminando hacia una agricultura sana, ecológica, pero sin romper nunca con los agricultores que practican otra agricultura.

 La necesidad de ir convenciendo a los agricultores de la necesidad de una agricultura distinta, pero para ello había que demostrarles que es más rentable, que los beneficia.

 Los agricultores ven a las administraciones como inspectores, vigilantes, pero nunca como colaboradores que te ayudaban. En este sentido, como Jorge, reivindicaban esa labor casi de “apostolado”, de muchos trabajadores de las antiguas agencias de extensión agraria.

Río Dílr, seco, entre Ambroz y Purchil antes de su desembocadura en el Genil

A partir de su jubilación, Jorge Álvarez y yo nos reunimos con Ricardo en diversas ocasiones para reflexionar y alumbrar ideas que pudieran servir para mejorar la vega. Recuerdo con especial nostalgia que eran encuentros de amigos, de jubilados que soñaban y querían hacer esos sueños realidad. Casi siempre nos veíamos en su casa de Purchil, donde concluíamos con un paseo por su jardín y huerto. Ricardo era un excelente jardinero y hortelano. Cuando salíamos por la cancela, Jorge y yo íbamos con una bolsa de hortalizas… ¡Qué buenas estaban! En especial los tomates huevos de toro eran cachitos de cielo que inundaban tu boca… La última reunión que tuvimos con él fue en La Zubia, el 22 de agosto de 2017. Estábamos Jorge, Jesús, Isidro, Ricardo y yo. Expusimos las potencialidades para crear riqueza y trabajo. La dividimos en cinco bloques y cada uno de nosotros, con una serie de contactos, la desarrollaría. Ahora en octubre tendríamos que habernos visto. A esa última reunión apareció Ricardo con una bolsa de higos… “Los he estado cogiendo esta mañana para que tengamos una merienda de vega”. Y dicho esto, los colocó el centro de la mesa. Aquel día creo que fui el que más higos comió.

Ricardo, ya eres vega

Ahora que paseo mi recuerdo por esos 22 años de relación con Ricardo, siento que ya no está, pero intento que esté a través de sus enseñanzas, de sus valoraciones, de su carácter afable, de sus explicaciones sencillas sin perder nunca rigor, de la magia de sus palabras. “Lo entiende todo el mundo y lo cuenta de forma atractiva” solíamos decir de vez en cuando… Ahora, quiero rumiar sus enseñanzas, su filosofía, su profundo amor a la vega, a la agricultura, a este territorio.

Sé que a partir de ahora Ricardo estará siempre presente en mis paseos, especialmente por la Vega Central, Purchil, Ambroz, entornos de Tarramonta, Genil y Dílar, puente de los Vados, caminos… porque en mi formación de veguero, de ver, sentir y admirar la vega están muy presentes sus enseñanzas. Lo recordaré con mucho cariño, con una altísima estima y como un referente fundamental. Es más, en mi mirada torpe, pero amplia y sincera, Ricardo ya será siempre vega, patrimonio, paisaje. Y con todo ello junto, en armonía, habrá sentimiento; un profundo sentimiento que me unirá a él.

Ricardo, ya eres Vega

Querido Ricardo, en estos momentos que escribo estas palabras, emocionado, sé que mi lucha en defensa de la Vega tendrá ahora más fuerza, más razones, más alma, porque defender la vega, ahora, ya, es defender también tu memoria. Y Si flaqueo, recurriré a tu legado como fuente de energía que me alimenta.

Llegado a este momento de mi sentir, hoy comprendo mucho mejor a los indígenas americanos cuando decían que somos parte de un todo; del agua que corre, de esos cultivos que nacen, de esos caminos que enlazan, de esas lluvias que quitan la sed, de ese viento que acaricia, de esos antepasados que se fueron… Hoy entrelazo la Vega con tu persona, con tus pensamientos, con lo que aprendí de ti y sé que formamos parte, también tú, de ese Todo.

Querido Ricardo, aunque te has ido, siempre permanecerás. Eres Vega.

Por Veguita de Graná

El Martes 3 de octubre de 2017

Actualizado el 3 de octubre de 2017