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Miguel: Mis raíces y las de los árboles están mezcladas; si arrancan las de éstos, me arrancan a mí también. Mª Ángeles: En la cocina, con todos los sentidos en marcha, aprovechamos al máximo lo que nos da la tierra.

Entrevista a Miguel Vílchez y Mª Ángeles Espinar de la Vega del Cañaveral -II-

En esta segunda parte de la entrevista Miguel y Mª Ángeles siguen dibujando vega, caquis y esperanza de futuro. Cuando estamos finalizando la entrevista aparece Miguel Ángel, el hijo de ambos; él proporciona la seguridad de que este “rinconcillo” seguirá en el futuro en buenas manos; para cuidar esta vega... y también para escribir; Miguel Ángel Vílchez Espinar acaba de publicar su primer libro “Mi querido desconocido” (Editorial Dauro). Buen comienzo literario; es una obra original y atrayente hasta el último párrafo.

Miguel, Mª Ángeles y su hijo Miguel Ángel, que reccientemente ha publicado un libro

Entrevista Paco Cáceres

Mari Ángeles: Nosotros siempre hemos tenido un fuerte arraigo; por eso no nos importó trabajar lo que fuera para sacar esto adelante y en su momento pagar abogados para que defendieran nuestra huerta frente a los abusos de los que quieren destruirla. Para nosotros esta huerta significa mucho. Y no es nsólo la nuestra, son todas, es la Vega en su conjunto. Cuando salimos por las tardes a pasear y vemos los maizales u otros productos, sientes una gran alegría, ves cómo crecen día a día.

Miguel: Yo estoy seguro que mis raíces y las de los árboles están mezcladas, y si arrancan las de éstos, me arrancan a mí también. Así lo veo yo, por eso el dinero no lo es todo. Hay otras cosas más importantes, como la Vega que nos da la vida y es capaz de crearnos estos sentimientos. Yo creo que a la vega hay que escucharla para conocerla, porque te transmite algo. El otro día estuve regando, me senté en la acequia con la azada delante y metí el brazo en el agua. ¡Hay que ver cómo te acaricia el agua y la hierbecilla! ¡Hay que ver cómo entra el agua en la melga y cómo la tierra va empapándose y ves pompillas... ¡Y es que la tierra respira!. Y ves los animalillos, los bichillos que van poniéndose a salvo del agua... Todo esto hay que vivirlo, sentirlo. ¡Hay que aprender a escuchar la Vega, el agua, los animalillos...!

Tres meses de trabajo intenso para recoger y comercializar los caquis

Los caquis

Miguel: Los caquis los pusimos porque vimos que eran unos árboles muy agradecidos. Todos los años se cargaban de fruto sin apenas prestarle atención, no sufrían enfermedades, tenían suficiente con el estiércol.

Mª Ángeles: Bueno, haciendo memoria, antes tuvimos peras y manzanas, pero no se daban bien, incluso llegaban a pudrirse. Fue entonces cuando dijimos de poner los caquis. Los caquis tienen unos 45 años.

Miguel: Al principio teníamos una variedad que por la coronilla le salían estrías y se rompían. Estaban muy buenos, pero claro, no se vendían. Entonces un hombre de Maracena nos lo injertó en rojo brillante hace unos 32 o 33 años. Los caquis a los tres años ya empiezan a echar fruto. Ahora mismo por su edad, están en su mejor momento, están en plena producción. Los caquis pueden durar unos 100 años, y si se cuidan, más.

Mª Ángeles; Seguro que duran más, porque Miguel los mima mucho.

Miguel: Cuando están salvajes duran más. Parece como si tuvieran más raíces. No sé. Hablamos un largo rato de las plantas salvajes, como son más resistentes porque tienen que valerse por sí solas.

¡Qué caquis! Es que Miguel los mima

Le pido a Miguel que me trace el calendario del caqui. Resumiendo sus palabras, básicamente la campaña dura unos tres meses; desde octubre hasta casi finales de diciembre. En la época de recogida y comercialización el trabajo es diario incluyendo sábados y domingos. Unas ocho horas cada día. Durante el año la plantación requiere unos cuidados; la poda en enero, el estercolado y enterramiento de éste en febrero, A partir de abril o mayo viene la preparación de la tierra para los riegos, que en pleno verano se hacen cada dos semanas. A mediados de julio se preparan las trampas ecológicas, los atrayentes de la mosca estratégicamente colocadas para que no le piquen a los caquis.

¿Y sólo caquis?

Miguel: La producción principal es de caquis, aparte tenemos algunos árboles frutales para consumo propio. -Destacan también dos moreras negras de inmensa sombra que dan unas moras dulces, riquísimas. Os lo digo yo que he tenido la suerte de saborearlas, también un pastel de moras de chuparse los dedos con que nos obsequió Mª Ángeles-. Entre medias de los caquis cultivamos hortalizas, también para consumo propio, aunque si nos sobran las comercializamos. La verdad es que al estar los caquis espesos apenas nos quedan espacios aptos para poder sembrar muchas hortalizas y verduras.

¡Y qué moras más grandes y dulces!

Mª Ángeles: Ahora la vega está viva, preciosa. Y estamos contentos, aunque tenemos el pellizquillo en el estómago por los proyectos que quieren destruirla. Además, con mi hijo estamos tranquilos, porque sabemos que le gusta esto a rabiar. Ahora gracias a vosotros que la defendéis y a nosotros que la cultivamos la Vega se siente segura. Decía mi hijo que desde que estamos con los ecologistas, está más tranquilo y aprecia más la Vega.

La Vega también es cocina

Mª Ángeles: La vega también es cocina. A la vega se le puede sacar de todo, con los caquis se puede hacer bizcocho, mousse, sorbete, flan, licor... Después, con las ciruelas; mermeladas, licor... con los membrillos; carne de membrillo, compota, licor... Con las hortalizas podemos hacer conservas, las peras también se echan en compota y en conserva... Cuando experimento siento que aprovecho todo lo que nos da la vega, y sobre todo si lo sacamos de la propia tierra que nosotros estamos cultivando.. Siento que todos los sentidos se ponen en marcha, sobre todo los jugos gástricos. Cuando lavo los membrillos... ¡Ese olor!. ¡Son como ambientadores!

Mª Ángeles sabe sacar los más variaddos y ricos productos de lo que da la tierra

Miguel: Antes se metían en los armarios con la ropa, para dar buen olor.

Los pájaros de la huerta

Mª Ángeles. Aquí hay tanto pájaro porque no permitimos ninguna escopeta alrededor. Además de sentirse seguros, Miguel les deja los caquis de lo alto para que puedan comer, además en invierno, que es cuando hay menos fruto, ellos saben que aquí tienen caquis. ¡Y vienen pájaros de todas clases!

Miguel: Alguna gente me dice “¿Por que no apuras los caquis?” Y yo les digo, ¡anda, que también coman los pájaros!. Por otra parte, como este año ha sido frío y de nieve, en lo más duro, le echábamos alpiste en la placeta y vienen... ¡Y cómo se pone la placeta!

Mª Ángeles y Miguel sostienen una placa entregada por Vega Educa

Aquí hubiera acabado la entrevista. Pero no es así. Recibo una llamada telefónica de Migue. Me dicel; se me olvidó comentarte algo muy importante; entre los agricultores tenemos una especie de trueque; nos damos semillas autóctonas, nos intercambiamos productos de la huerta, uno me trae un saco de papas, yo le doy algunas cajas de caquis..., siempre estamos dandonos unos a otros, y también, cuando hace falta, nos echamos una mano en las labores. Pues queda constancia, pero es más; no sólo entre agricultores. Siempre lo he experimentado con Miguel y Mª Ángeles, con El Niñillo, Antonio Pitres... cuando estas con ellos, siempre te tienen preparado algo para que te lleves. La generosidad es una característica que llevan en la sangre estos agricultores de nuestra Vega.

Para finalizar. A pesar de que no veo bien, os puedo asegurar que he visto pasear junto a mí el brillo de los ojos de Miguel y Mª Ángeles, como danzando con sus palabras por este privilegiado entorno. Una vez más saco una misma conclusión; la Vega nunca se podría entender sin las historias y vivencias de las personas que como Miguel y Mª Ángeles la hacen posible. Ellos son elementos imprescindibles de este paisaje. Son tierra que anda, como diría A. Yupanqui.

Primera parte de la entrevista: http://www.otragranada.org/spip.php?article622

Por Veguita de Graná

El Viernes 5 de julio de 2013

Actualizado el 5 de julio de 2013