OtraGranada.org https://www.otragranada.org/ Granada por una Nueva Cultura del Territorio. es SPIP - www.spip.net OtraGranada.org https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L144xH18/logo_otragranada_250-d6dac.jpg?1707221613 https://www.otragranada.org/ 18 144 Mi papá está loco https://www.otragranada.org/spip.php?article893 https://www.otragranada.org/spip.php?article893 2018-12-24T19:47:09Z text/html es Veguita de Graná <p>"Escribí este cuento en 2004", dice Paco Cáceres. "Como sigue siendo actual lo comparto como regalo en estas fiestas". Una niña sufre en la escuela las consecuencias de tener un padre que ve la Navidad de otra forma. "Mi papá está loco", pensaba. Una noche estrellada descubre cómo es su padre cuando le dice “Sabes, chiquitina, me gustaría que hubiera un camino hasta las estrellas y que allá hubiera pedacitos de felicidad, que al traerlos a la Tierra se convirtieran en alimentos para unos (...)</p> - <a href="https://www.otragranada.org/spip.php?rubrique11" rel="directory">Relatos</a> <div class='rss_chapo'><p>"Escribí este cuento en 2004", dice Paco Cáceres. "Como sigue siendo actual lo comparto como regalo en estas fiestas". Una niña sufre en la escuela las consecuencias de tener un padre que ve la Navidad de otra forma. "Mi papá está loco", pensaba. Una noche estrellada descubre cómo es su padre cuando le dice “Sabes, chiquitina, me gustaría que hubiera un camino hasta las estrellas y que allá hubiera pedacitos de felicidad, que al traerlos a la Tierra se convirtieran en alimentos para unos niños, en escuelas para otros, en médicos para niños enfermos, en paz para los que se odian y se matan,... en abrazos para niños que los necesitan, en... bellas palabras y cariño para la gente que se siente sola... Pedacitos de felicidad repartidos por el mundo... ¿Te imaginas chiquitina?”.</p></div> <div class='rss_texte'><p><strong>Paco Cáceres Santiago. veguitadegrana@gmail.com</strong></p> <p><strong>Dedicado a Aixa, mi hija, que es un pedacito de felicidad que bajó del cielo</strong></p> <p>Mi papá está loco. El otro día me dijo que el niño Jesús nació en Belén y no en El Corte Inglés. Yo le dije que poco después de venir de la playa vi que esa tienda fue la primera que anunció el nacimiento, que cómo iba a nacer en otro sitio, pero él ni caso, quería convencerme como si yo fuera tonta. Aunque si fuera sólo eso diría que es una manía. Pero no, tiene más tonterías en la cabeza. Decía que nació en un establo y que era de una familia muy pobre. Eso fue el remate, ¡como si los del Corte Inglés fueran pobres!</p> <p>Todo esto me está metiendo en líos con mis compañeros. El otro día en el recreo le conté a mis amigos lo que decía mi papá, y Jorge me dijo: “Tu papá es que es tonto”. Aquello me dolió y nos íbamos a pelear, pero tocó la sirena y no pude pegarle, la maestra nos hizo entrar. Después, mientras coloreaba el dibujo me acordé de lo que me había dicho Jorge y me di cuenta de que tenía razón, que mi papá era un poco tonto. ¡Mira que decir que nació en Belén! ¡Y en un establo!</p> <p>Es verdad que en Carrefour, en Alcampo o en otras tiendas también hacen cosas de Navidad, pero son unos copiones, como Mercedes hace en clase mirando lo que yo hago para copiarse, aunque yo se lo digo a la maestra, para que lo sepa y se chinche. Sí, copian, porque como ya he dicho yo vi que los del Corte Inglés fueron los primeros.</p> <p>Mi papá es que, según me dijo mi mamá, no cree en esas cosas. No cree nada. Después del nacimiento, subimos una noche a un sitio de montaña y vi a lo lejos muchas antorchas, estaba todo lleno de ellas. Tenía que ser que iban a ver al Niño. Era una procesión muy larga. Mi papá se rió de lo de las antorchas y me dijo que era un atasco, que eran coches por la circunvalación. “Papá cómo van a ser coches si se ve que van andando y los coches van corriendo”, dije yo. “En los atascos es que se va muy despacio” me dijo el muy listo. Eso es lo que me daba coraje de él, que siempre tenía respuestas para no darme la razón. Eran antorchas que irían al Corte Inglés, aunque algunos es posible que no lo supieran y fueran a otra tienda de esas que copian, como Mercedes, pero eso ya lo he dicho.</p> <p>Un día hasta me dio miedo, iba yo con él y al ver todas las luces de colores en la puerta del Corte Inglés, el nacimiento y los villancicos dale que te pego, dijo: “Si hubiera buenos cristianos cogerían el látigo como Jesús para expulsar a los mercaderes. ¿Cómo permiten que mercadeen con sus símbolos?” Yo no lo entendía casi, bueno, casi, no; ¡nada! Pero pensar que mi padre quería ir con un látigo a pegarle a la gente que tranquilamente compraban... Eso era pasarse, como si comprar fuera malo. Yo amaba mucho a mi papá, pero aquello... ¡Aquello era demasiado!</p> <p>La sinrazón por estas fechas se hacía cada vez mayor. Había un programa en la televisión y el presentador sonreía, sonreía y decía “sean felices” “feliz Navidad” “Que el Señor os colme de bienes!” “Prosperidad”. Mi padre, que estaba en otra cosa, se acercó al televisor y se puso a hablarle al hombre aquel; “¿Sí? ¿No me digas...?” Y empezó a hablarle de Irak, de una tal Palestina, de hambre, de medio ambiente... Mi papá estaba insoportable. Yo ya no sabía si quererlo o no, pero mucha gracia no me hacía.</p> <div class='spip_document_3890 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="60" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/img_lbernaus_20170103-100557_imagenes_lv_terceros_istock-613134822-kZKB-U443491894600mYE-992x558_LaVanguardia-Web.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH281/img_lbernaus_20170103-100557_imagenes_lv_terceros_istock-613134822-kZKB-U443491894600mYE-992x558_LaVanguardia-Web-98a65.jpg?1710834989' width='500' height='281' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3890 '><strong>Si pudiera traer cachitos de felicidad de las estrellas... </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Un día que subimos al cortijillo que tenía un amigo de mis papás por encima de Nigüelas cambié la forma de ver a mi papá. Cuando ya se hizo de noche, estaba yo dentro de la casilla y por la ventana lo vi fuera. Hacía frío, pero salí para estar con él. Él miraba a las estrellas que en medio de la oscura noche brillaban un montón. Al verme, me cogió en brazos y me arropó con su chaquetón. Yo lo miraba a él, y él a las estrellas. Entonces empezó a hablarme. “Sabes, chiquitina, me gustaría que hubiera un camino hasta las estrellas y que allá hubiera pedacitos de felicidad, que al traerlos a la Tierra se convirtieran en alimentos para unos niños, en escuelas para otros, en médicos para niños enfermos, en paz para los que se odian y se matan,... en abrazos para niños que los necesitan, en... bellas palabras y cariño para la gente que se siente sola... Pedacitos de felicidad repartidos por el mundo... ¿Te imaginas chiquitina?” Y mi padre miró a las estrellas, me miró a mí, volvió a mirarlas a ellas y me sonrió apretándome y dándome un beso muy hermoso. En aquella oscuridad, un hilo de luz que se escapaba por la ventana me ayudó a ver la sonrisa de mi padre y sus ojos brillantes... Entonces descubrí que era más bella y sincera la sonrisa de mi padre que la del presentador de televisión.</p> <p>No sé por qué, pero le di un beso y le pedí que me apretara más. El calorcito, su cuerpo y el mío tan juntitos, nuestras sonrisas y los dos mirando las estrellas. ¡Qué a gusto estaba! De pronto pensé que mi padre, con algo de magia, me había traído el cachito de felicidad ese del que hablaba. En aquel momento vi que mi papá podía ser un poco raro, pero que era el papá más bueno del mundo, y que me quería mucho... Las estrellas seguían allí envueltas en la oscuridad. Y yo, en silencio y pegada a mi padre deseé que ojalá los cachitos de felicidad de las estrellas se repartieran por el mundo, para que el mundo fuera feliz y mi papá también.</p></div> Gallardo, el mulo lojeño que tuvo derecho a una jubilación digna https://www.otragranada.org/spip.php?article865 https://www.otragranada.org/spip.php?article865 2018-04-12T20:49:29Z text/html es Veguita de Graná <p>Gallardo fue un mulo con una vejez muy distinta a la de otros muchos animales; tuvo un final digno, pastando libremente, con atención, cariño y techo. No corrieron la misma suerte los de su especie; los camiones con mulos hacinados camino de los mataderos era una estampa común en cualquier lugar; el maltrato animal estaba integrado en las costumbres de la época. Estas vivencias que hoy escribo ocurrían en mi Loja natal allá por los primeros años setenta del pasado siglo. Antonio (...)</p> - <a href="https://www.otragranada.org/spip.php?rubrique11" rel="directory">Relatos</a> <div class='rss_chapo'><p>Gallardo fue un mulo con una vejez muy distinta a la de otros muchos animales; tuvo un final digno, pastando libremente, con atención, cariño y techo. No corrieron la misma suerte los de su especie; los camiones con mulos hacinados camino de los mataderos era una estampa común en cualquier lugar; el maltrato animal estaba integrado en las costumbres de la época. Estas vivencias que hoy escribo ocurrían en mi Loja natal allá por los primeros años setenta del pasado siglo. Antonio Valenzuela, el dueño de Gallardo, justificaba ese final así; “este mulo lo dio todo mientras podía, ha trabajado duro para nosotros. Ha sido noble como él solo. Ahora que no tiene fuerzas se merece un descanso. ¿Qué persona sería yo si lo vendiera para el matadero?”</p></div> <div class='rss_texte'><div class='spip_document_3691 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="38" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Aquel_mulo_tuvo_una_jubilacion_digna.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Aquel_mulo_tuvo_una_jubilacion_digna-e5d0c.jpg?1710834989' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3691 '><strong>Aquel mulo tuvo una jubilación digna </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p><strong>Paco Cáceres Santiago</strong></p> <p>El mulo estaba pastando tranquilamente al lado de la era en la que me encontraba con Fermín Valenzuela. Si mi memoria no me falla sería una tarde de finales de primavera allá por los primeros años de los setenta del pasado siglo. Yo estaría por los 18 años más o menos. El hecho no tendría mayor importancia si no me hubiera llamado la atención un detalle; el mulo se movía con total libertad, suelto, comiendo hierba y, además, emanaba toda la tranquilidad y paz del mundo. Me interesé por él. “Anda suelto porque ya no trabaja, está ya viejo” me dijo mi amigo Fermín. “¿Y no lo vendéis?”. Fue Antonio Valenzuela, el padre de Fermín, que andaba cerca, el que comentó; “Este mulo lo dio todo mientras podía, ha trabajado duro para nosotros. Ha sido noble como él solo. Ahora que no tiene fuerzas se merece un descanso. ¿Qué persona sería yo si lo vendiera para el matadero?” Antonio se alejó. Sus palabras y forma de tratar al mulo me impactaron. Yo miré a Gallardo, así se llamaba el mulo, y entendí el sosiego y la paz que respiraba. Se había ganado una jubilación digna sin faltarle absolutamente de nada.</p> <div class='spip_document_3692 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="80" data-legende-lenx="xx" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Despues_de_todo_lo_que_habia_trabajado_Antonio_no_lo_podia_mandar_al_matadero.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH333/Despues_de_todo_lo_que_habia_trabajado_Antonio_no_lo_podia_mandar_al_matadero-29611.jpg?1710834989' width='500' height='333' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3692 '><strong>Después de todo lo que había trabajado, Antonio no lo podía mandar al matadero </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Durante días no paré de darle vueltas a la cabeza sobre aquel hecho. Contrastaba con la imagen de los mulos hacinados en camiones, entre sus propios excrementos, sin comer, etc., camino de mataderos de distintos lugares. La gente solía decir con sorna; “pa salchichón” “A esos mulos les quedan días”. Los pobres intuían su final. Siempre se les veía tristes. A veces, cuando uno de estos camiones estaba parado, mientras el camionero tomaba café en El Puente, grupos de niños incordiaban a los mulos alterando a algunos de ellos, otros no tenían fuerza ni para molestarse. Yo sufría aquella situación y en alguna ocasión dije algo, pero los otros niños me miraban con aires de superioridad. En aquella época defender a los mulos era poco macho, no era de hombres. Aquella actitud mía la recordé años después, cuando leí “Platero y yo” por primera vez. Juan Ramón Jiménez pasó con su borriquillo junto a un muladar, donde un grupo de niños, entre gritos de entusiasmo, tiraba piedras a un mulo que agonizaba. “¡Dejadlo morir en paz!”, les dijo Juan Ramón, pero la súplica no tuvo éxito, “mis palabras fueron como una brisa en medio de un vendaval”. El escritor onubense no podía parar aquel festín. Por eso, la decisión de Antonio contrastaba con la realidad del trato que se les daba a los animales en aquella época. “El mulo nos lo dio todo…” Ese reconocimiento de Antonio era impropio del sentir general. Desde aquel entonces veía al padre de Fermín, hombre serio, como la gran persona que era.</p> <div class='spip_document_3693 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="97" data-legende-lenx="xx" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Era_la_Loja_de_principios_de_los_setenta_del_pasado_siglo-_foto_tomada_de_www-todocoleccion.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH333/Era_la_Loja_de_principios_de_los_setenta_del_pasado_siglo-_foto_tomada_de_www-todocoleccion-c52ca.jpg?1710834989' width='500' height='333' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3693 '><strong>Era la Loja de principios de los setenta del pasado siglo. foto tomada de <a href="http://www.todocoleccion.net" class="spip_url spip_out auto" rel="nofollow external">www.todocoleccion.net</a> </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Yo tenía una estrecha relación con algunos miembros de la familia de los Valenzuela. Fermín, que murió hace unos años, fue un gran amigo mío en la adolescencia; con él sostenía horas y horas de charla. En aquella época era la persona con la que mejor me entendía. Los dos teníamos complicidades y la misma visión, ya antifranquista, de la realidad. Después seguimos diferentes caminos; él se marchó a Madrid para prepararse unas oposiciones y, más tarde, yo empecé mis estudios de magisterio en Granada. Recuerdo con cariño la nobleza de Fermín. Posteriormente conocí a Indalecio, su hermano, mayor que él, campesino sabio con el que tuve una buena relación y del que aprendí muchas cosas de naturaleza y de cuestiones filosóficas. Ana era la hermana de ambos, una luchadora en el mundo textil lojeño y promotora junto a Paqui Fuentes, fallecida ya, del movimiento cooperativo lojeño. Con ellas dos y con varios amigos formamos en la agonía del franquismo un grupo anticapitalista y asambleario en Loja que luchaba por la justicia, la democracia y la igualdad. Con Ana sigo estando en contacto y le tengo un gran aprecio por su incansable lucha. Cuando la veo siento que un pedazo de historia me recorre. Ella es la que me aportó algunos detalles sobre “Gallardo” que yo no recordaba.</p> <div class='spip_document_3694 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="73" data-legende-lenx="xx" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Era_como_una_brisa_en_medio_de_un_vendaval.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH372/Era_como_una_brisa_en_medio_de_un_vendaval-7e682.jpg?1710834989' width='500' height='372' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3694 '><strong>Me recordó a Platero y yo; "era como una brisa en medio de un vendaval" </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>“Mi padre, me decía Ana, tenía una buena relación con todos los animales. Hablaba con ellos, como si se entendieran. Incluso a veces discutía con algunos”. Para alguien ajeno a este mundo puede sorprenderle, sin embargo, las personas que conocí que tenían ganado, solían hablar con los animales y tener mejores relaciones con unos que con otros. Es normal, también nos pasa en las relaciones personales. Recuerdo a un gran amigo del barrio, José Antonio, “Curro”, vaquero en su juventud y una gran persona. Era un líder que siempre tenía alrededor mucha gente. Su vaquería era un sitio de encuentro. Curro solía tener trifulcas con una de sus vacas; “Manuela”. “Es que es muy cabezona”, solía decir el Curro… ¡Ay! ¡Recuerdo! ¡Mi buena gente del barrio!, con ella viví una etapa posterior repleta de vivencias, sentimientos y también alguna que otra lucha. Tengo que escribir sobre ello. Son recuerdos que, al tiempo que te relajan y te envuelven, te ayudan a descubrir mejor quién eres.</p> <div class='spip_document_3695 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="40" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Cuantas_vivencias_albergo_de_mi_Loja_.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Cuantas_vivencias_albergo_de_mi_Loja_-c2bda.jpg?1710834989' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3695 '><strong>¡Cuántas vivencias albergo de mi Loja! </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Volvemos a Gallardo, el mulo lojeño que gozó de una jubilación digna y que le proporcionó paz y tranquilidad en sus últimos días. Nada le faltó; ni paja ni hierbas y tuvo atención, cariño y techo… ¿Qué más se podía pedir en aquel entonces?</p> <p>En el último encuentro que tuve con Ana le pregunté; “¿cómo terminó Gallardo?”; Ana sació mi curiosidad. “Cuando murió lo enterramos en un balate cercano…” “lo enterramos”, acto familiar colectivo. Me imagino este adiós como el encuentro final de una noble relación; la de Gallardo, noble mulo que lo dio todo mientras tuvo fuerzas, con Antonio, que reconoció esa entrega de la mejor forma posible; dándole un final feliz.</p> <p>Gallardo, el mulo lojeño que tuvo derecho a una jubilación digna. Un gran ejemplo. Para los tiempos que corrían todo un acto de valentía y generosidad.</p></div> Cataluña, banderas que nos separaron https://www.otragranada.org/spip.php?article864 https://www.otragranada.org/spip.php?article864 2018-04-09T17:45:12Z text/html es Veguita de Graná <p>Las distintas visiones que tienen sobre Cataluña separa totalmente a dos hermanos de procedencia andaluza. Un hecho hace que dos años, seis meses y veintisiete días después se reencuentren y rememoren toda clase de vivencias, sentimientos y profundo amor. Este relato, dice el autor, Paco Cáceres Santiago, nace, por encima de las lecturas políticas, de la tristeza, rabia e impotencia que le genera la situación en Cataluña. Vivida en carne propia a través de familiares que emigraron. Ojalá (...)</p> - <a href="https://www.otragranada.org/spip.php?rubrique11" rel="directory">Relatos</a> <div class='rss_chapo'><p>Las distintas visiones que tienen sobre Cataluña separa totalmente a dos hermanos de procedencia andaluza. Un hecho hace que dos años, seis meses y veintisiete días después se reencuentren y rememoren toda clase de vivencias, sentimientos y profundo amor. Este relato, dice el autor, Paco Cáceres Santiago, nace, por encima de las lecturas políticas, de la tristeza, rabia e impotencia que le genera la situación en Cataluña. Vivida en carne propia a través de familiares que emigraron. Ojalá contribuya entre los que lo lean, dice el autor, a reflexionar sobre los “a por ellos” y el “España nos roba…” “El relato es como una brisa en medio de un huracán, pero bueno mientras lo escribía sentí una profunda paz y el sentimiento de que por encima de las banderas estamos los seres humanos”.</p></div> <div class='rss_texte'><p>Mi patria, el mundo,</p> <p> La humanidad, mis paisanos</p> <p> (de una forma u otra, dicho desde El cantaor El Cabrero al Papa Francisco) Yo añado además</p> <p> Cuando se descubran nuevos mundos,</p> <p> Nuevas personas,</p> <p> Ampliaré mis fronteras,</p> <p> Incrementaré el número de paisanos,</p> <p> De hermanos</p> <p><strong>Dedicado a José Santiago Leiva, primo y amigo del alma, y a Montserrat Ribas Miralles, buena amiga. Los dos viven en Cataluña</strong></p> <p><strong>Paco Cáceres Santiago</strong></p> <p>Habíamos acabado los postres. Mi familia charlaba animadamente. Recordaba que junto a la sala en la que comíamos, el restaurante tenía otra contigua con grandes ventanales que daban al profundo valle. Me levanté y me dirigí a ella. No había nadie comiendo, por lo que podría contemplar el paisaje otoñal con cierta intimidad.</p> <p>Siempre me gustó la luz de la mitad de octubre y primeras semanas de noviembre. Esa luz dorada, suave, que te acaricia. Miré el paisaje y agradecí que hubiera llovido días antes; una atmósfera limpia dejaba ver con toda su nitidez los múltiples colores y formas que se entremezclaban en ese valle mágico. Las sombras del lado norte convivían con los rayos de sol que inundaban el oeste. Sombras y luces formaban un bello equilibrio. Mi espíritu sentía sosiego y paz. Podría estar allí horas y horas. Como cuando mi hermano me llevaba a la cumbre de un pinar que había cerca de nuestra casa y empezaba a contarme historias, si veía un pájaro, aquel era sabio o escondía un secreto, si destacaba un árbol por su altura, era la madre de todos los árboles que ya vivía allí en tiempos inmemoriales, si un árbol tenía sus troncos retorcidos se debía a una lucha titánica contra los vientos para no ser derribado, si el cielo era inmensamente azul, era que estrenaba ropaje… Sus palabras, siempre maravillosas, tuvieron la culpa de que yo fuera un enamorado de la naturaleza y de las alturas, porque solía llevarme a los puntos más altos.</p> <div class='spip_document_3685 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="52" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/1-85.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/1-85-405d2.jpg?1710834989' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3685 '><strong>Aquel valle siempre nos atrajo a mi hermano y a mí </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p><strong>Hacía dos años, seis meses y veintisiete días que no nos veíamos</strong></p> <p>Un pequeño ruido me sacó de mi ensimismamiento. Instintivamente miré hacía el lugar de donde procedía. Mi hermano, no lo había visto cuando entré, estaba en otro ventanal más alejado haciendo el mismo ejercicio que yo; mirar, sentir e imaginar. Me acerqué, pero él no me vio. Su rostro reflejaba sosiego y felicidad. Me coloqué a su lado y extendí el brazo posando mi mano derecha sobre su hombro. “¿Qué? ¿Hay algún pájaro o árbol mágico en el valle…?” Él volvió su mirada y con su brazo izquierdo rodeó mi cintura agarrándose a ella. Nuestros ojos se acariciaron y me dijo; “en este valle todo es mágico. Y este momento también lo es; incluso más mágico que el valle”. Nos fundimos en un sincero y necesitado abrazo.</p> <p>Hacía dos años, seis meses y veintisiete días que no nos veíamos, que no nos llamábamos, que el uno ignoraba la existencia del otro, y el otro la del uno.</p> <p>Aquel abrazo era uno de los paisajes humanos que más calor me estaba proporcionando. Y sin separarnos recorrimos nuestra vida desde la niñez. No dijimos ni una palabra, ni un sonido emitimos; nuestros cuerpos y ojos lo decían todo. El silencio creó el más humano de los lenguajes.</p> <div class='spip_document_3686 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="34" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/juegos5.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH347/juegos5-adbab.jpg?1710834989' width='500' height='347' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3686 '><strong>En el abrazo volvimos a la niñez </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p><strong>¡Qué tiempos! ¡Tan poco, te daba tanto…! Y hoy, ¡tener tanto te da tan poco…!</strong></p> <p>Las escenas se superponían. Caminaba por mañanas frías con charcos helados de inviernos gélidos. Mi mano se agarraba fuertemente a la de mi hermano camino de la escuela… Esa imagen de su mano y la mía entrelazadas, el calor rodeado de frío… El sentimiento de seguridad que me daban sus cinco dedos era total. Mi hermano era una prolongación de mi yo, el que me protegía, el que me quería, el que me trataba con una enorme dulzura. Eran mañanas frías llenas de calor humano.</p> <p>Como calor nos daban las planchas que mi madre calentaba al fuego para envolverlas en trapos y ponerlas al fondo de la cama, entre las sábanas, para calentarnos los pies. Eran esas noches frías que se metían entre las paredes de cartón de las casas de familias pobres. Ese calor en los pies, esa dulzura en que envolvía mi madre su mirada y las palabras que nos susurraba deseándonos buenas noches, eran más poderosas que todos los fríos invernales. Y allí, entre aquellas escenas, siempre estaba presente mi hermano, al otro lado de la cama, porque entre humildes, tener una cama, aunque fuera para dos, ya era de agradecer. Todavía podía sentir, sesenta años después, ese calor de madre y de hermano, compitiendo con el frío. ¡Qué tiempos! ¡Tan poco, te daba tanto…! Y hoy, ¡tener tanto te da tan poco…!</p> <p><strong>Intentabas orientarte, veías a tu hermano y no necesitabas más respuestas</strong></p> <p>Con el valle tras los ventanales, nuestro abrazo seguía rememorando vivencias. Uno de los momentos que mejor recuerdo era cuando mi madre hacía buñuelos; la harina esparcida por el hule sobre la mesa, el rodillo extendiendo la masa para formar el buñuelo… Y el momento deseado; cuando salían los primeros y casi sin dejarlos enfriar mi hermano y yo los devorábamos.</p> <div class='spip_document_3687 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="77" data-legende-lenx="xx" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Los-20-juegos-mas-divertidos-del-recreo-de-ninos-de-los-80-1.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH466/Los-20-juegos-mas-divertidos-del-recreo-de-ninos-de-los-80-1-4e7c2.jpg?1710834989' width='500' height='466' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3687 '><strong>En los juegos perdías el norte, pero cuando veía a mi hermano, me orientaba </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Y los juegos, siempre presente él. Cuando de niño jugabas perdías el norte no sabías dónde estabas, que hora era ni cómo te llamabas. De pronto despertabas e intentabas orientarte, veías a tu hermano y no necesitabas más respuestas. ¡Todo resuelto! ¡A seguir jugando!</p> <p>Mi padre también aparecía, cuando nos cogía a ambos de la mano y nos llevaba al campo. Había una fuente en la que bebíamos agua… ¿Cómo se llamaba? Había agricultores que nos daban fruta que comíamos mientras charlaban con mi padre… Esos cielos azules, esos campos verdes, esos caminos que se entrelazaban, las acequias… Y cogidos de la mano de mi padre… Me gustaría escribir alguna vez sobre los sentimientos que genera entrelazar manos.</p> <p><strong>La maleta de cartón… ¡Se van a Barcelona!</strong></p> <p>Una noche apareció en el salón, por llamarle de alguna forma a aquella pequeña habitación, una maleta de cartón. Había visto tiempo atrás una similar en la puerta de la casa de los vecinos cuando éstos se despedían de mi madre entre lágrimas. Se marchaban con la maleta en la mano. “¡Se van a Barcelona!”, dijo mi madre. La maleta de aquella noche tenía el mismo fin, guardar las pocas cosas que teníamos y coger a la mañana siguiente el tren con destino a Barcelona. “Ojalá tengamos suerte!”, dijo mi padre, que iba ya con un trabajo asegurado buscado por mi tío, avanzadilla de la emigración familiar.</p> <p>MI hermano lloraba amargamente. Decía que no se quería ir. Él, mayor que yo, comprendía lo que significaba aquello. Mi madre lo consolaba mientras lo acariciaba. “Pronto volveremos otra Vez. ¡Pronto!”. Eran palabras de consuelo. Ahora cuando revivo la escena me doy cuenta de algo en lo que no había pensado; mi hermano tenía raíces en el pueblo, se sentía del lugar. Yo, sin embargo, me entristecía el llanto de mi hermano, pero en el fondo iba alegre; llevaba todo lo que necesitaba, mis padres y mi hermano. Donde fuera con ellos estaría bien.</p> <p><strong>Iríamos unos días al pueblo donde nacimos, mi hermano enloqueció de alegría</strong></p> <p>Tantos años después descubro cosas nuevas, escenas, sentimientos escondidos. En los primeros años mi hermano se quedaba con frecuencia absorto, con la mirada ida y triste. Ahora estoy seguro que, me lo decía el abrazo en el que estábamos fundidos, eran momentos en los que el territorio de nuestra niñez afloraba con intensidad en mi hermano. Raíces, profundas raíces que todavía tenían y daban vida.</p> <div class='spip_document_3688 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="93" data-legende-lenx="xx" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/village21424.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH283/village21424-7920e.jpg?1710834989' width='500' height='283' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3688 '><strong>Cuando mis padres dijeron que iríamos de visita al pueblo, mi hermano enloqueció de alegría </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>La primera vez que mis padres, muchos años después, nos dijeron que iríamos unos días al pueblo donde nacimos, mi hermano enloqueció de alegría. Hasta que llegó ese día no paró de sonreír y hablar del viaje.</p> <p>Allí entre ese paisaje otoñal del valle y el paisaje de nuestra vida, con el abrazo activo, comprendí, ¡torpe de mí que no me había dado cuenta!, la enorme vinculación de mi hermano con sus raíces. A pesar de haber emigrado en su niñez, sus vivencias de niño permanecían intactas y alimentadas con toda clase de lecturas, fotos, cartas y, más recientemente, con todas las imágenes y vídeos que podía coger de internet. En cierta forma seguía viviendo donde nacimos.</p> <p><strong>Dos formas de ver y estar en el mundo, dos formas de sentir la identidad…</strong></p> <p>Dos años, seis meses y veintisiete días después vi que aquellos sentimientos profundos que nos unían eran infinitamente más fuertes que las banderas que nos separaban. Mi hermano era una parte de mí que no podía expulsar como lo hice, lo hicimos. Él se sentía catalán, pero español, de Andalucía, de Granada; no podía renunciar nunca a su raíz, extirparla, porque era la que le alimentaba como persona, parte inseparable de su identidad. Yo, que no tuve aquellos sentimientos infantiles con el lugar, sí con él o con mis padres, me sentía catalán, sólo catalán. Yo construí mis vivencias en esta tierra, con mis amistades, con las luchas, con los múltiples lugares que recorrí… Pero, torpe de nosotros, esas ricas vivencias las empobrecimos con nuestras actitudes. Lo que sentíamos lo convertimos en una especie de delito por ambas partes… Dos formas de ver y estar en el mundo, dos formas de sentir la identidad… Bueno. ¿Y qué? ¿Qué más da? ¿No era más fuerte esa identidad conjunta que vivimos los dos que las diferencias que pudiéramos tener en esa cuestión…? ¿Y cómo podía, podíamos, haber estado tan ciegos como para olvidar todo esto que el abrazo nos estaba devolviendo? Fue un acto de memoria. ¡Malditas banderas! ¡Malditos trapos de colores si sólo sirven para romper! ¡Todas…! ¡Malditas barreras que dividen y enfrentan a los seres humanos…!</p> <div class='spip_document_3689 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="39" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/8521250.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH376/8521250-a5d17.jpg?1710834989' width='500' height='376' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3689 '><strong>En aquellas calles... ¡Jugamos tanto! </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Aflojamos el abrazo porque a través de él nos dijimos todo lo que teníamos que decirnos. Pero permanecimos con mi mano derecha posada sobre su hombro y su mano izquierda agarrada a mi cintura. Miramos de nuevo el paisaje que había delante de nosotros y él, para salir de forma suave de aquel trance, me señaló allá al fondo y me dijo; “¿Ves aquella rama alta del árbol más alto de la ladera izquierda…? Está extendida porque saluda a los árboles de alrededor… ¡Es la rama más risueña y empática del bosque!”. Yo reí y mi mano apretó su hombro. En ese momento, mi hermano me miró al tiempo que lo miraba yo. Me miró como cuando me llevaba de la mano al colegio, con una enorme dulzura. Y yo lo miré tal como lo miraba entonces, con una enorme devoción y sentimiento de seguridad. Eran dos sonrisas intensas vinculadas, pero por dentro, a mí me caían enormes lagrimones que se deslizaban por todo mi interior. Él, sin embargo, no pudo evitar que dos grandes lágrimas se deslizaran por su mejilla. No pudo retenerlas.</p> <p><strong>Los sentimientos que nos unían los convertimos en nuestra bandera principal</strong></p> <p>Nos aceptamos, cada uno podía sentirse del sitio que le dictara su corazón, su mente, sus vivencias, sus ideas, pero por encima de eso teníamos unas vivencias compartidas que nos habían unido como personas, como hermanos, como seres humanos. Un sentimiento que se había roto, pero que habíamos restablecido. Él seguiría haciendo una lectura de la realidad catalana, yo otra. Somos como somos según lo que hemos vivido, nuestra relación con la vida, con las personas y los lugares. Pero eso sí, los sentimientos que nos unían los convertimos en nuestra bandera principal.</p> <div class='spip_document_3690 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="106" data-legende-lenx="xx" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/2-79.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH282/2-79-8642f.jpg?1710834989' width='500' height='282' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3690 '><strong>Allí nos quedamos mirando el paisaje. A mi hermano siempre le gustaron las alturas, las vistas de pájaro </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Allí seguimos viendo el paisaje no sé cuánto tiempo. Agradecí la prudencia de nuestra familia, que en ningún momento se habían acercado a nosotros. Comprendían que aquel tiempo era nuestro, que la reconciliación teníamos que componerla nosotros, que aquella historia debería tener dos personajes, él y yo.</p> <p>¡Maldita sea…! Tuvo que ser el diagnóstico de enfermedad terminal anunciada a mi hermano el que nos hiciera entrar en razones. ¡Malditas sean las banderas que rompen los vínculos más sentidos y hermosos! ¡Banderas! ¡Todas las banderas concebidas como muros!</p></div> Quise hacerte un regalo https://www.otragranada.org/spip.php?article832 https://www.otragranada.org/spip.php?article832 2016-12-21T18:54:00Z text/html es Veguita de Graná <p>No sé si te gustará este regalo. Te aseguro que no lo tomé de ningún estante de los muchos que hay en las grandes superficies. De adentro, del corazón me salió. De adentro y de los enormes deseos que trato de hacer realidad con otras muchas personas, entre ellas tú; un mundo humano y en perfecta armonía con la naturaleza. En estas fechas de sonrisas televisivas huecas, busqué un regalo pensado para ti… No sé si acerté. <br class='autobr' /> Nos desviaron del camino haciéndonos yonkis del consumo. Enfrentaron (...)</p> - <a href="https://www.otragranada.org/spip.php?rubrique11" rel="directory">Relatos</a> <div class='rss_chapo'><p>No sé si te gustará este regalo. Te aseguro que no lo tomé de ningún estante de los muchos que hay en las grandes superficies. De adentro, del corazón me salió. De adentro y de los enormes deseos que trato de hacer realidad con otras muchas personas, entre ellas tú; un mundo humano y en perfecta armonía con la naturaleza. En estas fechas de sonrisas televisivas huecas, busqué un regalo pensado para ti… No sé si acerté.</p></div> <div class='rss_texte'><p><i>Nos desviaron del camino haciéndonos yonkis del consumo. Enfrentaron nuestros deseos de“ser” y “tener” (¡cuanto nos enseñó Fromn!), pero venció el capitalismo con sus potentes armas. hHoy “todos nuestros deseos de felicidad acaban en una tienda” (Bauman). Miles de estantes repletos de cosas, de distintos colores, tamaños, presencia y precios le dan sentido a nuestra vida. El mundo es una gran tienda. ¿Puede ser de otra manera?. “Hay que humanizar la humanidad”, decía Casaldáliga. También afirmaba. "Hay que mundializar la esperanza". Es parte del camino hacia la otra manera.</i></p> <p><i>En estas fechas de regalos, yo te quiero hacer uno, lo escribí hace mucho tiempo, pero tiene más actualidad que cuando lo parí. Lo envié a amigos de hace muchos años, pero como a lo largo del tiempo he labrado nuevas amistades, me animo a publicarlo de nuevo. Para unos y para otros... Termino. A todos. Buenos días estos que entrelazarann un año con otro, un ciclo de la naturaleza con otro, de creencias y familiaridad para parte de la sociedad. Y buenos días todos los del año. Abrazos.</i></p> <div class='spip_document_3474 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="15" data-legende-lenx="" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1340053.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1340053-4b98a.jpg?1710834989' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3474 '><strong>Por el camino </strong></div> </figcaption></figure> </div><h2 class="spip"> <strong>QUISE HACERTE UN REGALO</strong> </h2> <p><strong>Paco Cáceres</strong> veguitadegrana@gmail.com</p> <p><strong>Las fotos son regalitos</strong></p> <p>Cuando ya olía a fiesta me acordé de ti y quise hacerte un regalo; un rico regalo que se saliera del secuestro consumista propio de estas fiestas. Le di vueltas y vueltas a la cabeza; quería encontrar el regalo ideal.</p> <p>Me acordé de algunos sabios que sostenían que el agua es la mayor riqueza; sin ella acaba irremediablemente la vida. Pensé que sería bonito regalar ese milagro que nos mantiene. Tracé mi plan; subiría a Sierra Nevada y llenaría botellas de agua pura de las alturas. Estaba contento con mi idea. Hacía buen tiempo, subiría al otro día. Gozoso con mi descubrimiento, busqué botellas vacías y dormí plácidamente. Me despertó una mañana espléndida, me puse ropa de abrigo y mis botas de montaña y... de pronto se me heló la sonrisa. No llegué a salir. .. ¿Qué pensarías si asomara con una botella llena de agua como regalo? ¡Con las de Lanjarón y Solán de Cabras que hay en Carrefour!</p> <div class='spip_document_3475 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="17" data-legende-lenx="" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1250246.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1250246-79983.jpg?1710834989' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3475 '><strong>El agua es vida </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Seguí pensando y pensando... ¡El aire! ¡El aire es la mayor de las riquezas! Cada segundo debemos respirarlo. ¡Y ese no lo venden en los supermercados! Y tuve la idea; subir a la montaña más arbolada y más alejada de la civilización y coger aire puro para regalártelo. ¡Cómo lo agradecerían tus pulmones, tu corazón, tu sangre, tus células! Sabía que ese gesto te demostraría la estima que te tengo... Esta vez no llegué a buscar la montaña ideal en el mapa, ni a ponerme ropa de abrigo, ni... Deseché la idea antes ¿Cómo me mirarías si te diera un bote lleno de aire, por muy puro que fuera éste?</p> <div class='spip_document_3476 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="17" data-legende-lenx="" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/falsa_acacia_en_flor.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/falsa_acacia_en_flor-73050.jpg?1710834989' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3476 '><strong>Me ensimismaste </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Estaba hecho un lío. ¿Me podría dar Oriente la respuesta? Lo que más me impresionó fue conocer el efecto terapéutico de la tranquilidad y la sonrisa. Y me ejercité para regalarte la mejor de las sonrisas. Me presentaría ante ti y te esbozaría una sonrisa llena de tranquilidad y paz interior. Sería como una luz que te alumbrara. Sería como... Me imaginé frente a ti y me vine abajo; mi sonrisa, tus ojos como platos y tu pregunta inquietante ¿Qué coño le pasa a éste...? Y eso contando con que estuvieras solo. ¡Menuda se armaría si estuvieras en compañía! Miradas cruzadas, risas contenidas, puntas de dedos índices en horizontal sobre sienes... No, no podría ser.</p> <div class='spip_document_3477 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="22" data-legende-lenx="" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1380319.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1380319-d6e40.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3477 '><strong>¿Estrenas ropaje...? </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Cuando ya estaba desesperanzado me vino la luz; regalarte un pedazo de algo que me hubiera dado felicidad. Eso era. Me sentí bien. Lo planeé. Dormirías en mi casa. Al anochecer iríamos a mi patio en silencio y te mostraría mi almendro cargado de gorriones como supliendo a las hojas que el otoño tardío se llevó. Por la mañana saldríamos y escucharías al mirlo de las primeras luces; solo, con su canto adornando el alba. Un café calentito en mi bar predilecto. Allí cerca de la máquina que lo hace y que templa el ambiente alrededor. Y ya, pasando por Gabia Chica, Alhendín. Otura y Dílar, casi dormidos aún, llegaríamos a la falda de la Sierra. Y a caminar por las sendas del río Dílar; veríamos algunos manantiales, al romero que florece, a la encina dormida y al espino albar que aún desnudo conserva sus frutos rojos. Y la blanca nieve que siempre mira desde lo alto. Nos perderíamos por algunos rincones bellísimos del río. También interiorizaríamos un rato el silencio acariciado por el rumor del agua y algún que otro pajarillo. Y el sol, admiraríamos la luz que alumbra el paisaje para que disfrutemos de los mil colores y del tenue calorcillo que nos regala en los días fríos de invierno.</p> <div class='spip_document_3478 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="32" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1350630.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1350630-7c4d4.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3478 '><strong>Sencillez que espera al viento </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Después bajaríamos a la vega, dejando ya el Trevenque y los Alayos con las últimas luces antes de que el Veleta se las adueñara por completo. Y por esos caminos de vega aún sin asfalto podríamos oler a tierra mojada si cayera el agua de aquella nube, o veríamos los caquis que todavía se conservan en los árboles o las alamedas desnudas, siempre erguidas buscando las estrellas, adornadas en su suelo con las alfombras de hojas ya bastante deterioradas. Y los nogales, los majestuosos nogales o los pocos fresnos que hay junto al Genil ya cerca del Puente de los Vados... Y atardeciendo te señalaría al cielo para que vieras surcar las bandadas de pájaros camino de no sé dónde... Y ya en la noche veríamos la luna entre la alameda, o a falta de ésta, veríamos las estrellas entre sus ramas desnudas. Un vinillo en Chavarino, al calor de un cante flamenco sería mi final. Soñaba con ese regalo y pensaba que sería darte algo mío, algo que me hace sentir vivo entre tanta podredumbre... ¡Madre mía! Otra vez me arrepentí. Temía escuchar de tu boca; “Menuda paliza me has dado”. No lo hubieras interiorizado como un buen regalo.</p> <div class='spip_document_3479 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="21" data-legende-lenx="" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1380806.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1380806-072b2.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3479 '><strong>Me animáis el otoño </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Y seguí, seguí tratando de descubrir cual sería el mejor de mis regalos. Y pensé en algo más tranquilo, más sosegado. Y apareció en mi imaginación el mejor de mis vinillos al lado de la chimenea, con Carlos Cano, Camarón, Paco de Lucía, Mercedes Sosa, flautas andinas... Multicultura. Cogería la botella y los vasillos, pondría la cinta y pararía el tiempo. Y el vinillo y los quejíos o el duende de la guitarra caminando por nuestras entrañas junto a los sentimientos, hurgando en nuestro ser... Y saldrían los momentos; la caricia de tu madre y de la mía, la de tu persona amada, la mirada cargada de años de tu abuelo, la mejor sonrisa que nunca se haya puesto ante ti, la ternura del niño más tierno, la anécdota más simpática, el corazón solidario que más te haya ablandado, la luz que más te haya alumbrado en el camino, el libro que más te ha marcado. La imagen mágica de la humanidad brotaría... Y se iría la botella y vendría otra y asomarían Mairena y Tía Anica la Piriñaca, y esos otros que tanto nos llenaron. Y vaciaríamos nuestra alma que calentaría ya más que el fuego de la chimenea. Y saldrían fuera nuestros demonios y nuestros miedos y nuestras ilusiones y nuestras esperanzas, y pensaríamos en ese mundo que llevábamos dentro y que fuimos incapaces de construir fuera... Pero, ahora que caigo ¿Te gustaba el flamenco? ¿Eras abstemio? ¿Te gustaba el mostillo de Polopos? ¿Eras dado a mostrar sentimientos o más bien considerabas eso una debilidad...? Me hice un lío. ¿Te parecería un sentimental trasnochado? ¿Un borracho...?</p> <div class='spip_document_3480 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="27" data-legende-lenx="" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1380277.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1380277-00125.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3480 '><strong>¿Sabéis que me enamoráis? </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Ahora sí que estaba atrancado. No sabía qué regalarte. Sin saber cómo, me encaminé al Corte Inglés, a tiendas de regalo y a mercadillos. Ojeé libros, música y otras mercancías... Y tuve la idea. Compraría… pero cuando ya tenía en mis manos el objeto, no pude. ¿Cómo podía depender mi regalo del dinero? ¿Cómo podía regalarte el alma o los sentimientos de otro? ¿Cómo podría un hipermercado ser el intermediario entre lo que yo quería para ti y lo que tú desearas...?</p> <div class='spip_document_3481 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="47" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1350646.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1350646-c9d34.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-3481 '><strong>¿Cómo puede salir de la tierra tanta beleeza? </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Volví a mi casa triste. Y aquí me tienes, sin regalo y sin ideas acerca de él. Eso sí, quiero que sepas que tuve intención de hacerte un regalo en estas fiestas que asoman.</p></div> El almecino nos cuenta su historia y algunos lugares donde puedes encontrarlo https://www.otragranada.org/spip.php?article732 https://www.otragranada.org/spip.php?article732 2014-10-23T22:48:46Z text/html es Veguita de Graná <p>Ya están las almecinas negras, de comer. Bueno está recordar la historia del almez, pero bueno, dejemos que sea él el que nos la explique de forma sencilla y amena. Seguro que a los vejetes les viene a la memoria un montón de recuerdos llenos de sabor dulzón y guerras de canutos. <br class='autobr' /> Paco Cáceres veguitadegrana@gmail.com <br class='autobr' /> Muchas almecinas están de comer; su color negro las delata. El almez, el que nos da estos frutos, es uno de los árboles que más vivencias nos ha proporcionado a la gente (...)</p> - <a href="https://www.otragranada.org/spip.php?rubrique11" rel="directory">Relatos</a> <div class='rss_chapo'><p>Ya están las almecinas negras, de comer. Bueno está recordar la historia del almez, pero bueno, dejemos que sea él el que nos la explique de forma sencilla y amena. Seguro que a los vejetes les viene a la memoria un montón de recuerdos llenos de sabor dulzón y guerras de canutos.</p></div> <div class='rss_texte'><div class='spip_document_2741 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="33" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Inmenso_almecino_en_la_Vega_Sur.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Inmenso_almecino_en_la_Vega_Sur-f4e50.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2741 '><strong>Inmenso almecino en la Vega Sur </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p><strong>Paco Cáceres veguitadegrana@gmail.com</strong></p> <p>Muchas almecinas están de comer; su color negro las delata. El almez, el que nos da estos frutos, es uno de los árboles que más vivencias nos ha proporcionado a la gente de mi edad (recogí ya los 60). Me lo demuestra un artículo que publiqué en esta página titulado “¡Ya están las almecinas negras! ¡Preparad los canutos!” (<a href="http://www.otragranada.org/spip.php?article463" class="spip_url spip_out auto" rel="nofollow external">http://www.otragranada.org/spip.php?article463</a>); tiene un alto índice de visitas que se incrementa cada otoño y recibí correos de muchas personas que se sentían identificados con las vivencias que expresé en el texto referido. No creo equivocarme si digo que mucha gente de mi edad nos sentimos como “la generación de las almecinas”.</p> <div class='spip_document_2742 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="28" data-legende-lenx="" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Almecino_de_la_Bola_de_Oro.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Almecino_de_la_Bola_de_Oro-32eda.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2742 '><strong>Almecino de la Bola de Oro </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Dado que estamos en el periodo de comer almecinas, voy a recordar al almez con un artículo que en su día publiqué en la revista Gaviar de Las Gabias. Dentro de la serie “los árboles de Las Gabias nos cuentan su historia”, cada mes, una especie tomaba la palabra de forma sencilla dedicada a los niños; para que pudieran conocerlos y amarlos. Reproduzco con ligeros retoques el artículo mencionado e introduzco un párrafo que nos dice algunos de los lugares dónde podemos encontrar almeces en Granada. Lástima que no encuentre l a foto de los almecinos del relato. En fin, el almecino tiene la palabra.</p> <div class='spip_document_2743 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="45" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Jesus_y_Pepe_cogen_almecinas_en_Bola_de_Oro.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Jesus_y_Pepe_cogen_almecinas_en_Bola_de_Oro-5f0f3.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2743 '><strong>Jesús y Pepe cogen almecinas en Bola de Oro </strong></div> </figcaption></figure> </div><strong> <h2 class="spip">Soy el almez… a ver cómo os cuento mi historia</h2> <p> </strong></p> <p>Hola amguitos y amiguitas. Os invito a dar un paseo por Gabia Chica, donde estoy. Os contemplo desde mi copa, desde donde domino toda la Vega ¡Qué vistas! Veo recoger el tabaco, amarillear los maizales, los amaneceres de la Sierra y los atardeceres por Poniente... También vi grúas durante m uchos años, pero bueno; no os voy a amargar la vida. Bueno, es hora de presentarse, me llaman almez, almecino o latonero, aunque tengo más nombres. Por la Vega me llaman almencino y a mi fruta almencina, aunque dicen que no está bien dicho. El nombre latino que me pusieron fue “celtis australis”. Celtis significa buril.</p> <p><strong>Frutos de miel, decían los griegos</strong></p> <p>Soy propio de la región mediterránea. Puedo durar 600 años y llegar a los 25 metros de altura. Mis flores son blanco verdosas por abril y doy un fruto que pasa de verde a amarillo, le salen pintas y por último negro; este color te indica que estoy maduro y tengo un sabor dulzón. Soy comestible. Los griegos nos llamaban “frutos de miel”. ¡Claro! ¡Si me han empleado para la confección de mermeladas! Antes era una golosina para los niños. En cuanto veían mis frutos maduros se subían a mis ramas y se llenaban los bolsillos. Después solían hacer un canuto de caña, comían mis frutos y ¡zas!, disparaban el hueso a través del canuto. Al que le daban respondía de la misma forma y ¡ea! La guerra estaba formada. Hoy que los niños tienen toda clase de chucherías, las almecinas les parecen insignificantes. Pero a los mayores, que tenían más bien poco, les traigo muchos recuerdos. ¿A qué sí, vejetes?</p> <div class='spip_document_2744 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="36" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Almez_en_Camino_Bajo_de_Huetor.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Almez_en_Camino_Bajo_de_Huetor-f79c8.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2744 '><strong>Almecinos en Camino Bajo de Huétor </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>¿Os cuento un secreto? Antes mis varas, junto a las de mimbre, se empleaban para aplicar castigos físicos. Sí, el varazo en la mano o en el pompi... ¡Pero yo no tenía la culpa! Precisamente me dijeron que en Ladruñán, pueblecito de Teruel, las mocitas , que mandaban desde San Juan a San Pedro, solían cantar:</p> <p>“Salid mocitos, salid.<br class='autobr' /> Salid y no tengáis miedo, <br class='autobr' /> y veréis qué gusto tienen<br class='autobr' /> las varas de latonero...”</p> <div class='spip_document_2745 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="23" data-legende-lenx="" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Menudas_pero_dulzonas.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Menudas_pero_dulzonas-3c460.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2745 '><strong>Menudas pero dulzonas </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p><strong>Soy útil para vosotros los humanos</strong></p> <p>Aparte de que os doy sombras, belleza (no tengo abuela) y junto a otros árboles y plantas creamos paisaje, en medicina popular utilizáis mis frutos en forma de cocimiento para detener las diarreas y el flujo menstrual muy abundante. También usabais mi corteza de tallos y raíces (contienen un pigmento amarillo) para teñir la seda.</p> <p>Y ¡Cómo no! Mi madera. Es dura y elástica, por eso la empleabais para la construcción de toneles, remos y horcas para aventar la parva en la era. Incluso para hacer cestería en algunos lugares de Portugal.</p> <div class='spip_document_2750 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="46" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Pequeno_almecino_junto_al_rio_Dilar_en_Gabia.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH667/Pequeno_almecino_junto_al_rio_Dilar_en_Gabia-ea61b.jpg?1710834990' width='500' height='667' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2750 '><strong>Pequeño almecino junto al río Dílar en Gabia </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p><strong>Dónde estoy en Las Gabias</strong></p> <p>Bueno, los que no me conozcáis os preguntaréis dónde me encuentro. Dos grandes ejemplares vivimos en Gabia la Chica cerca de la fuente que da el agua tan buena, milagrosa dicen algunos, en la Cañada, al lado del antiguo molino de aceite. Mi compañero tiene más de 100 años, ahora está malito y hace unos meses se le partió el tronco. El otro soy yo y me encuentro muy sano. Dice un abuelete de por aquí que cuando era niño yo era como una vareta. Total, que puedo tener unos 70 años, como él. Este abuelo me mira y todavía recuerda emocionado cuando ya adolescente cogía mis frutos. En las tardes de otoño se suele sentar debajo de mis ramas. ¡Ay! ¡Crecimos juntos! En fin, por aquí hay también un árbol del paraíso y una higuera.</p> <div class='spip_document_2751 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="86" data-legende-lenx="xx" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Almecino_en_Alhendin_parque_de_l_a_Inmaculada_sus_frutos_todavia_estaban_amarillos.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Almecino_en_Alhendin_parque_de_l_a_Inmaculada_sus_frutos_todavia_estaban_amarillos-d2125.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2751 '><strong>Almecino en Alhendín, parque de l a Inmaculada, sus frutos todavía estaban amarillos </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Otros hermanos míos están en el camino de Las Huertas según se sale hacia el cortijo el Marchal o al río Dilar. Junto a este río, en Alhendín, en el parque de la Inmaculada sembraron a varios compañeros nuestros. Podéis encontrar bastantes ejemplares formando setos en la finca el Parral. Un ejemplar muy notorio está junto a otros en el cortijo del Lagarto, entrando ya en el término de Alhendín. Por la carretera hacia ese pueblo desde Gabia suelen crecer algunos hermanos al lado izquierdo de la carretera. Por último, en Gabia la Grande han sembrado este año algunos ejemplares, junto a otras especies, en la Aljomahima, al lado del instituto. Estos hermanos, que son muy jóvenes, pueden vivir hasta cerca del 2600. Esperemos que lo puedan contar, en la entrada de Gabia la Chica había tres lindos almeces junto a la carretera que no podrán contarlo. Los cortaron. Dicen que estorbaban a los coches. ¡Menudo dios de cuatro ruedas os habéis buscado!</p> <div class='spip_document_2748 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="47" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Almecinas_en_el_parque_Carlos_Cano_del_Zaidin.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Almecinas_en_el_parque_Carlos_Cano_del_Zaidin-d88bb.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2748 '><strong>Almecinas en el parque Carlos Cano del Zaidín </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p><strong>Algunos lugares de Granada donde puedes encontrarme</strong></p> <p>¿Y en Granada dónde están mis hermanos? Bueno, os cuento, en cierta ocasión pasaron por aquí algunos excursionistas y se pararon debajo de mis ramas y comentaron; “mira como éstos almeces hay muchos en el tramo del Genil entre el último puente y la toma de agua de la acequia Gorda junto al asadero.</p> <div class='spip_document_2749 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="66" data-legende-lenx="xx" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Almecino_junto_a_la_acequia_Gorda_a_la_altura_de_Lancha_de_Cenes.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Almecino_junto_a_la_acequia_Gorda_a_la_altura_de_Lancha_de_Cenes-12886.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2749 '><strong>Almecino junto a la acequia Gorda a la altura de Lancha de Cenes </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Tamibén en la Bola de Oro, en el Zaidín en distintos parques, como el Carlos Cano y en otros muchos paseos y parques de Granada… ¡Ah! Y por el Sacromonte, Fuente del Avellano, Alhambra…” Eso decían, yo no puedo moverme para saberlo, pero parecía estar bien informados.</p> <div class='spip_document_2746 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="63" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Loja-_Alli_me_crie_entre_almecinas_majoletas_moras_bellotas_y_cultivos_de_las_huertas_Bajas.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Loja-_Alli_me_crie_entre_almecinas_majoletas_moras_bellotas_y_cultivos_de_las_huertas_Bajas-972ff.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2746 '><strong>Loja. Almecinos por el Genil, por los Infiernos Altos y Bajos </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Sé que estoy por todas partes, pero a veces venía por aquí un lojeño y nos contaba que en los Infiernos Altos y Bajos había muchos almeces muy grandes.</p> <div class='spip_document_2747 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="77" data-legende-lenx="xx" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Loja-Camiino_de_los_Infiernos_bajos-_Nono_coge_almecinas_desde_que_era_nino.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Loja-Camiino_de_los_Infiernos_bajos-_Nono_coge_almecinas_desde_que_era_nino-e01fd.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2747 '><strong>Loja.Camiino de los Infiernos bajos. Ñoño coge almecinas desde que era niño </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p><strong>¡No olvidaros de que existo!</strong></p> <p>Bueno, pues ahora en octubre es cuando están mis frutos negros y por tanto comestibles. ¡Ea! coged las que queráis. Os invito a que probéis mi sabor dulzón. ¡Pero no me partas las ramas! Y bueno, ya que me conocéis, de vez en cuando os paráis junto a mí y me miráis, que también nos gusta que nos echen cuentas. Observarme; ahora en otoño tengo hojas y frutos negros, después mis hojas van amarilleando hasta que en invierno quedo desnudo. En primavera me salende nuevo hojitas, después flores y ya para junio tengo las bolitas, todavía verdes, por septiembre se ponen amarillas, a primeros de octubre ya están pintonas o negras… En fin, ya sabéis, me llamo almez; encantado de conoceros. ¡Y no me ignoréis! ¡Ay! ¡Estos humanos tan distraídos con sus móviles qué poco nos aprecian!</p> <p><strong>Fuentes de información:</strong></p> <p><span class="spip-puce ltr"><b>–</b></span> <strong>Dioscórides renovado. Pio Font Quer</strong></p> <p><span class="spip-puce ltr"><b>–</b></span> <strong> La guía deIncafo de los árboles y arbustos de la Península Ibérica</strong></p></div> El río exclamaba; “¿Por qué le llaman limpieza si lo que hacen es destruir la vida que creo?" https://www.otragranada.org/spip.php?article651 https://www.otragranada.org/spip.php?article651 2013-11-06T02:10:31Z text/html es Veguita de Graná <p>El río estaba ya harto de que siempre le hicieran la misma faena al entrar en la ciudad. Todo el año creando vida y llegaban unos hombres con máquinas que se la destruían... ¡Y encima le llamaban liimpieza! ¡Ay! ¡Qué río tan granaíno! ¡Que quería quedarse en la Vega! <br class='autobr' /> Paco Cáceres <br class='autobr' /> Erase un río, que como todos los ríos, cada año arrastraba tierra que después depositaba en sus bordes más abajo; mientras tanto las semillas, con las alas del viento se quedaban a vivir donde el río había (...)</p> - <a href="https://www.otragranada.org/spip.php?rubrique11" rel="directory">Relatos</a> <div class='rss_chapo'><p>El río estaba ya harto de que siempre le hicieran la misma faena al entrar en la ciudad. Todo el año creando vida y llegaban unos hombres con máquinas que se la destruían... ¡Y encima le llamaban liimpieza! ¡Ay! ¡Qué río tan granaíno! ¡Que quería quedarse en la Vega!</p></div> <div class='rss_texte'><div class='spip_document_2293 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="22" data-legende-lenx="" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1100935.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1100935-c066a.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2293 '><strong>Érase una vez un río </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p><strong>Paco Cáceres</strong></p> <p>Erase un río, que como todos los ríos, cada año arrastraba tierra que después depositaba en sus bordes más abajo; mientras tanto las semillas, con las alas del viento se quedaban a vivir donde el río había dejado la tierra. También el río llevaba semillas que habían caído a sus aguas más arriba.</p> <p>Al llegar la primavera, comenzaban a nacer plantas y árboles... Y el río sonreía. Miraba a un lado y otro y exclamaba con orgullo; “¡Esta es mi obra!” “¡Doy vida...!”</p> <div class='spip_document_2294 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="43" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1260364.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1260364-39968.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2294 '><strong>Con aportes de tierra y semilla... ¡Vida! </strong></div> </figcaption></figure> </div><div class='spip_document_2295 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="85" data-legende-lenx="xx" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1260373.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1260373-a51fb.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2295 '><strong>El río creaba ecosistemas; plantas de ribera que atraían a aves y otros animalillos </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Así era, daba vida en sus bordes y, a través de las acequias, en toda la Vega que recorría zigzageante de este a oeste.</p> <div class='spip_document_2296 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="34" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1260397.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1260397-0459b.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2296 '><strong>El río iba depositando tierra... </strong></div> </figcaption></figure> </div><div class='spip_document_2297 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="52" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1260399.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1260399-b4c3b.jpg?1710834990' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2297 '><strong>Y al poco tiempo, despertaban plantas y arbolillos </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Pero un día, los responsables de las aguas dijeron: “¡El río es un peligro!” “¡En sus orillas crecen árboles y en caso de crecida, pueden taponar el río y provocar inundaciones!” Y entonces, firmaron órdenes para que después de los veranos, entraran máquinas y quitaran todos los árboles y plantas que había a su paso por la ciudad.</p> <div class='spip_document_2298 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="51" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1260412.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1260412-99922.jpg?1710834991' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2298 '><strong>"¡Hay que limpiar el río!" dijeron los entendidos </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Los ecologistas, personas que amaban la naturaleza, decían, “¡Qué barbaridad!” “Arrancan todo lo que crea el río con sus aguas!”</p> <p>Los técnicos decían: “¡Es un peligro!” Y los ecologistas decían; “¿Y cómo en Centroeuropa que llueve mucho más y los ríos son más caudalosos, conservan siempre algo de vegetación?” “No decimos que no se hagan trabajos para que se controle la vegetación, ¡pero dejarlo como si fuera un canal!”. “!Nada, nada, vosotros no entendéis de eso!”</p> <div class='spip_document_2299 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="52" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1260424.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1260424-c641e.jpg?1710834991' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2299 '><strong>Y destruyeron toda la obra que el río había creado </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Lo que más le indignaba al río es que decían; “Vamos a hacer limpieza del río” Y lo que menos importaban eran los plásticos, las botellas, los escombros... No, en lo que ponían todo su empeño era en que no creciera ni una mata de hierba, ni un arbolillo. “Yo venga a trabajar todo el año, y ellos venga a destruir mi obra” “¡No es limpieza, es destrucción de los ecosistemas que creo!” gritaba el río con indignación.</p> <div class='spip_document_2300 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="37" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1260432.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1260432-8ad6c.jpg?1710834991' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2300 '><strong>Quitaban lo verde y dejaban lo seco </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Y añadía. “Y sin embargo todas las hierbas secas que hay río arriba las dejan”. “Casi todos los años hay incendios”, “¡Y en vez de quitar lo seco, quitan lo verde!”</p> <div class='spip_document_2301 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="52" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/P1260433.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/P1260433-743e9.jpg?1710834991' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2301 '><strong>A pesar de que casi todos los años había incendios </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Cada año el mismo ritual. El río crea, la administración destruye. Una de las cosas que también indignaba al río es que mucha gente paseaba por allí y nadie soltaba ni tan siquiera una exclamación de rabia. “¡Es que no ven que como estoy bonito es cuando en mis orillas crecen árboles y toda clase de animales me visitan!” “¿No ven los frutos, las sombras y mi canto permanente?” “¿No ven las sombras que se crean, los mil colores, las almecinas, las majoletas, las moras...” “¿No tienen ojos?”</p> <div class='spip_document_2302 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="43" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Bicha_gente_corriendo_1_julio13.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Bicha_gente_corriendo_1_julio13-7ea2a.jpg?1710834991' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2302 '><strong>La gente pasaba pero ni un gesto de rabia </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Y el río siguió su curso, aunque personas que saben leer su lenguaje dicen que cuando atraviesa la ciudad, lo hace cabizbajo; sólo sonríe cuando toman su agua las acequias para llevarla a la vega y llenarla de colores, sabores, cantos y belleza. Quien ama el río dice que le ha escuchado en muchas ocasiones; “no quiero irme al mar, quiero quedarme en la Vega, dar riqueza e irme después a descansar abajo, a lo que llaman acuífero”.</p> <div class='spip_document_2303 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="56" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/El_rio_no_queria_ir_al_mar_queria_quedarse_en_la_Vega.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/El_rio_no_queria_ir_al_mar_queria_quedarse_en_la_Vega-4fccb.jpg?1710834991' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2303 '><strong>El río no quería ir al mar, quería quedarse en la Vega </strong></div> </figcaption></figure> </div><div class='spip_document_2304 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="25" data-legende-lenx="" > <figure class="spip_doc_inner"> <a href='https://www.otragranada.org/IMG/jpg/Y_crear_bellos_paisajes.jpg' class="spip_doc_lien mediabox" type="image/jpeg"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/Y_crear_bellos_paisajes-824a3.jpg?1710834991' width='500' height='375' alt='' /></a> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-2304 '><strong>Y crear bellos paisajes </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>¡Ay! ¡Este río y las afluentes que le llevan el agua es que son muy granaínos... Y los granaínos que permiten tantos los atentados contra los ríos son muy... <br class='autobr' /> “malafollaaaaaaaaaaaaaas”, exclamó con su rumor el río... Eso sí, bajito, muy bajito, no sea que vengan con más máquinas... “Eso”, dijo el río como en un susurro; “¡Vayanos a pollas!”</p> <p>Lo dicho, un río muy granaíno.</p></div> ¡Ya están las almecinas negras! ¡Preparad los canutos! https://www.otragranada.org/spip.php?article463 https://www.otragranada.org/spip.php?article463 2011-11-10T17:06:16Z text/html es Correos de la Vega <p>Cuando las almecinas se ponían negras adquirían un sabor dulzón que nos gustaba a los niños. Con ello empezaba el rito, nos subíamos a los almeces, nos llenábamos los bolsillos, preparábamos los canutos y empezaban las guerras. <br class='autobr' /> Paco Cáceres. Coordinador de Correos dela Vega <br class='autobr' /> Texto y fotos salvo majoletas y canutos Para conectar con el autor (pcasant@telefonica.net) <br class='autobr' /> Mi tiempo lo medían los elementos del territorio. En otoño cuando las aalmecinas están negras, comenzaba mi peregrinar (...)</p> - <a href="https://www.otragranada.org/spip.php?rubrique11" rel="directory">Relatos</a> <div class='rss_chapo'><p>Cuando las almecinas se ponían negras adquirían un sabor dulzón que nos gustaba a los niños. Con ello empezaba el rito, nos subíamos a los almeces, nos llenábamos los bolsillos, preparábamos los canutos y empezaban las guerras.</p></div> <div class='rss_texte'><div class='spip_document_1182 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="19" data-legende-lenx="" > <figure class="spip_doc_inner"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/almecinas_a-6d92e.jpg?1710834991' width='500' height='375' alt='' /> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-1182 '><strong>Almecino en Dúdar </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p><strong>Paco Cáceres. Coordinador de Correos dela Vega</strong></p> <p>Texto y fotos salvo majoletas y canutos<br class='autobr' /> Para conectar con el autor (pcasant@telefonica.net)</p> <p>Mi tiempo lo medían los elementos del territorio. En otoño cuando las aalmecinas están negras, comenzaba mi peregrinar por la geografía del almez buscando su dulce fruto. De mozalbete, octubre me decía que había que andar pendiente de la maduración de las almecinas, como el agricultor lo está de sus cultivos. Era una tarea compartida con otros muchos adolescentes. Con la almecina madura, a veces íbamos pandillas enteras y nos encaramábamos a los almeces para llenarnos los bolsillos de estos frutos. Después, siempre era el mismo rito, nos acercábamos a algún cañaveral y cortábamos cañas para hacer canutos, el arma ideal para lanzar los huesos. No sé cómo fue mi iniciación, en aquellos tiempos entrabas en las costumbres sin darte cuenta.</p> <div class='spip_document_1183 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="68" data-legende-lenx="xx" > <figure class="spip_doc_inner"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH332/Almecinas_b-0ab20.jpg?1710834991' width='500' height='332' alt='' /> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-1183 '><strong>Majoletas y canutos. Foto tomada de <a href="http://www.javinavarro.es/blog" class="spip_url spip_out auto" rel="nofollow external">http://www.javinavarro.es/blog</a> </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Poco a poco, año a año ibas construyendo el mapa de los almeces dentro del territorio que dominábamos. A veces incluso nos aventurábamos a recorrer ocho o diez kilómetros para encontrar esos árboles Gemil abajo. Esos descubrimientos los solíamos guardar en secreto como si de un tesoro se tratara. Si acaso se lo comunicábamos a algún amigo, eso sí, con la promesa de guardar silencio.</p> <p>Recuerdo que todo venía seguido; acababa el verano, primero maduraban las majoletas, que también cogíamos con canuto incluido, y semanas después las almecinas. Éstas me gustaron siempre más que aquellas. La primera lección de majoletas que los novatos aprendíamos de los expertos era la misma; “tened cuidado y no las confundáis con los tapaculos (escaramujo), porque sí os los coméis estáis tres o cuatro días sin cagar”. Al tiempo que cogíamos las majoletas empezábamos a ojear los almeces, las bolitas (frutos) estaban primero verdes, después amarillas, empezaban a salirle pintas negras y por último todo el fruto se ponía negro. Era el pistoletazo de salida para subirnos a los árboles y llenarnos los bolsillos de sus frutos.</p> <p>No eran sólo las majoletas y las almecinas, era todo fruto que nos podíamos llevar a la boca; las moras de la zarzamora o de las moreras, las bellotas, los higos, los espárragos, las collejas... Bueno, no mentiré, también los frutos de las huertas bajas que había junto a la Vega del Genil en Loja. Pero bueno, aquí corríamos más peligro. Si nos pillaba el guarda apañados íbamos. Aparte de los frutos había niños que además hacían un seguimiento de los nidos de todo tipo; incluso el primero que los veía le hacía una modalidad de registro verbal de propiedad; “Tengo un nido...” Ese registro no era válido si un grandullón daba con el árbol que albergaba el nido.</p> <div class='spip_document_1184 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="41" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/almecinas_d-85c70.jpg?1710834991' width='500' height='375' alt='' /> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-1184 '><strong>Escaramujo. El llamado tapaculos. Dúdar </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Esas relaciones con la naturaleza y con los otros niños nos daban conocimiento e identidad con el territorio; sabías dónde estaba cada elemento de éste porque ya no sólo eran los árboles, los frutos o los nidos; eran las fuentes o manantiales donde podías beber agua, eran las grandes piedras debajo de las encinas donde podías descansar en grupo y charlar y reírte un rato, eran las cuevas donde poníamos a prueba nuestros miedos, los sitios donde podías bañarte, incluso los lugares más escondidos del río donde podías hacer tus necesidades; en los años 60 del pasado siglo todavía había muchas casas que no tenían servicios y había que guardar ganas para hacerlo donde podíamos. En fin era todo tu entorno. Y tus amigos en él, socializando experiencias y junto a ello los relatos de fantasmas, de tíos mantequeros, de fenómenos extraños... Y como la sangre a esas edades hierve más de la cuenta, también hablábamos de sexo. Normal.</p> <p>Esto de las rutas de los almeces o los majoletos no era una práctica al alcance de todos los niños; los había que no los dejaban los padres, sobre todo los de familias más ricas. Eso sí, podían comerlas como nosotros; los sábados y domingos Colorines padre y otros cuyo nombre no recuerdo se recorrían las calles de Loja con el canasto cogido y lleno de majoletas, almecinas, avellanas e incluso canutos. Malvivían de eso. Por una perra gorda (la décima parte de una peseta) o una chica (la mitad de una gorda) el vendedor te hacía un cartucho de papel y metía dentro un buen puñado, también el canuto, que no recuerdo si era un regalo de la casa.</p> <div class='spip_document_1185 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="61" data-legende-lenx="x" > <figure class="spip_doc_inner"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/almecinas_e-8ccdc.jpg?1710834991' width='500' height='375' alt='' /> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-1185 '><strong>Almez en el paseo del Genil, cruzando el puente hacia Cenes </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Cuando los bolsillos estaban llenos y el canuto preparado volvíamos al pueblo y declarábamos las guerras del canuto; hueso va, hueso viene. Todos contra todos. No había peligro porque el hueso era muy chico. La primera lucha de clases que yo viví fue precisamente con las almecinas, fuimos al cine, lógicamente a gallinero (la zona de arriba) porque era más barato. Abajo estaba lo que se llamaba el patio de butacas, cuya entrada costaba más. Algunos disparaban con su canuto desde gallinero a los de abajo. Un día un mayor le afeó la conducta a un niño y éste respondió; “abajo están los ricos”. Esos guerrilleros de la almecina acababan muchas veces en la calle porque ante las quejas de las personas del patio de butacas el portero solía subir y ponía de patitas en la calle a los que pillaba in fraganti.</p> <p>Muchos años después, ya ejerciendo como maestro, recuerdo que en El Coronil (Sevilla) echaba de menos los almeces, pero estando de concejal de medio ambiente(mi única experiencia en cargo político) sembramos muchos cientos de árboles y entre ellos hubo decenas de almeces. Algunos de ellos en el recinto escolar. Recuerdo que cuando estaban los frutos maduros los cogía delante de los niños para transmitir algo de lo vivido. Pero no era lo mismo. Lo nuestro era un estilo de vida, un tiempo de escasez en el que el entorno nos aportaba lo que tenía y nosotros lo aprovechábamos. Pero aquellos niños de El Coronil, y de todos los sitios, tenían chucherías por todas partes y una sola de ellas tenía más chicha que un buen puñado de almecinas. No podemos pretender que lo que vivimos en una época se viva de forma mimética en otra distinta.</p> <div class='spip_document_1186 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center spip_document_avec_legende' data-legende-len="31" data-legende-lenx="" > <figure class="spip_doc_inner"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/almecinas_f-2e690.jpg?1710834991' width='500' height='375' alt='' /> <figcaption class='spip_doc_legende'> <div class='spip_doc_titre crayon document-titre-1186 '><strong>Almez en Bola de Oro. Granada </strong></div> </figcaption></figure> </div> <p>Pero yo si arrastro esas vivencias conmigo. Todavía hoy me gusta hacer un censo de los árboles que me rodean, de las fuentes, los manantiales, los sitios donde anidan los abejarucos, dónde puedo escuchar al ruiseñor, un rincón con una piedra donde sentarse... Y cómo no, dónde están los almeces. Ya estos días atrás estuve cogiendo almecinas en la Bola de Oro, algunos sitios del Genil, en distintos puntos de Granada... No me puedo resistir ante un almez. Hace pocos años, en Gabia Chica me vino el impulso y me subí a uno; me costó trabajo, pero me encaramé hasta él. Me lo pedía el cuerpo... y el alma. Pero cuando estaba arriba me entró el vértigo de lo correcto; ¿y si pasa alguien y me ve? ¡Dirán que estoy loco! ¡A mi edad!...! Puedo decirles; ¡Oiga! ¡No me he subido yo! ¡Ha sido mi adolescencia! ¡Ella me empujó! ¡Era una necesidad...! La gente me miraría pensando; “está peor de lo que creíamos...” O tal vez no, ¿y si uno dijera, “mientras las coges nosotros vamos al cañaveral a hacer unos canutos” “¿Hace una guerra de huesos? ¿Vemos quién los lanza más lejos...? ¿Y si me guiñaran el ojo de forma cómplice...? Al final pudo eso que tenemos dentro que nos impide ser como somos y cogí un puñado y me bajé rápido antes de que pasara por allí alguien. Pero sí, los recuerdos, las vivencias tienen fuerza para hacernos encaramarnos al almez y a las más altas cumbres.</p> <p>El almez de octubre, de noviembre, el de las bolitas negras y dulzonas, el de las guerras de los canutos, el que llenó nuestra niñez y adolescencia. Ese no se puede borrar de mí, forma parte del territorio de mi alma.</p></div> Cuando nos robaron las calles https://www.otragranada.org/spip.php?article451 https://www.otragranada.org/spip.php?article451 2011-09-24T18:28:15Z text/html es Correos de la Vega <p>La calle, el barrio vividos como una estancia más de la casa donde se encontraban los niños para jugar. Después llegaron los coches y la expulsión del ser humano de espacios que antes disfrutaba. <br class='autobr' /> Dedicado a Juan Raya, buen amigo con el que acostumbro a parir y compartir reflexiones como éstas. <br class='autobr' /> Paco Cáceres. Coordinador de Correos de la Vega. Diciembre 2010 <br class='autobr' /> La calle, una estancia más de la pequeña vivienda de protección oficial en la que vivía, era como el patio común de todos los (...)</p> - <a href="https://www.otragranada.org/spip.php?rubrique11" rel="directory">Relatos</a> <div class='rss_chapo'><p>La calle, el barrio vividos como una estancia más de la casa donde se encontraban los niños para jugar. Después llegaron los coches y la expulsión del ser humano de espacios que antes disfrutaba.</p></div> <div class='rss_texte'><div class='spip_document_1107 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center'> <figure class="spip_doc_inner"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L233xH216/juegos_3-b7b57.jpg?1707250685' width='233' height='216' alt='' /> </figure> </div> <p><strong> <i>Dedicado a Juan Raya, buen amigo con el que acostumbro a parir y compartir reflexiones como éstas.</i> </strong></p> <p><strong>Paco Cáceres. Coordinador de Correos de la Vega. Diciembre 2010</strong></p> <p>La calle, una estancia más de la pequeña vivienda de protección oficial en la que vivía, era como el patio común de todos los niños que vivíamos en ella. Recuerdo que si hacías un hoyuelo para jugar a los platicos o una cabaña con cañas o palos podían permanecer allí semanas, meses. Sólo el deterioro por el uso o el paso del tiempo inutilizaba nuestras obras. La calle nos pertenecía y le cambiábamos el ropaje a cada momento según las actividades que quisiéramos desarrollar; lo mismo era zona para el pilla-pilla que espacio para jugar a trapos, la rayuela, el corro o bien campo de fútbol. También para charlar, reír o simplemente estar. La calle tenía nuestras señas, nuestro toque e imaginación. Cambiaba con nuestros juegos o con las estaciones, pero siempre estábamos nosotros detrás de esos cambios. Al mismo tiempo ella nos daba identidad, en cada rincón, a cada paso te sentías retratado o sentías retratados a los demás. La calle era espacio físico y humano, todo junto, revuelto. Nuestra relación con la calle era similar a la del artista que se siente en su obra. No había escrituras, ni intervenía el registro de propiedad, pero la calle era nuestra y nosotros de ella. Los dos nos necesitábamos.</p> <div class='spip_document_1110 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center'> <figure class="spip_doc_inner"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L360xH270/juegos_4-0f3f6.jpg?1707250685' width='360' height='270' alt='' /> </figure> </div> <p>En la calle juntábamos el día y la noche. Sólo la llamada de nuestra madre nos sacaba de la magia colectiva y nos transmitía la triste realidad de que el día había tocado a su fin. Aún recuerdo a mi madre llamándome, mi cabeza levantada de pronto y la pena que me recorría al ver que el Sol daba las últimas bocanadas.</p> <p>La verdad es que nuestro territorio era un poco más amplio; abarcaba hasta donde llegaban nuestros pasos; el barrio. Es verdad que existía un consenso con nuestros padres, que no siempre respetábamos, de no alejarnos demasiado, y también es verdad que los límites se marcaban allí donde habitaba una pandilla de otras calles dispuesta a defender su espacio con uñas, dientes y piedras de cualquier invasión exterior. ¿Éramos como animales que marcaban su territorio? Posiblemente.</p> <div class='spip_document_1109 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center'> <figure class="spip_doc_inner"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L320xH238/juegos_1-372b7.jpg?1707250685' width='320' height='238' alt='' /> </figure> </div> <p>Después vino el progreso y un mensaje colonizó nuestras mentes; la calle pertenece al coche. Y de ser una estancia colectiva más de todos pasó a ser un sitio de paso que nos conducía a nuestras viviendas. Y asomó el miedo, la inseguridad, el olvido, el individualismo. Eso sí, nos permitieron tener castillos unifamiliares con una gran antena de televisión y un pequeño patio donde nosotros, ya padres, permitíamos a nuestros hijos que invitaran a algún amigo, no demasiados. En alguna ocasión incluso los llevábamos a unos espacios cerrados, el parque, que se crearon en puntos de la ciudad para que los niños pudieran jugar.</p> <p>Cambiaron otras cosas; junto a la escuela nacieron las actividades extraescolares, un invento que necesitaban nuestros hijos para poder tener una buena formación que los hiciera competitivos con los hijos de los demás. Lo individual era la única forma de subsistir, el yo frente a los otros yo que a su vez competían entre sí. Fue así como nos despojaron del lugar, del territorio, de nuestra mejor memoria de niños.</p> <p>Ahora en un golpe de memoria y de luz me percato de que casi sin darnos cuenta la calle dejó de pertenecernos para siempre, pasando de ser un sitio de juegos y vida colectiva a un lugar de paso.</p> <div class='spip_document_1108 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center'> <figure class="spip_doc_inner"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH375/juegos_2.ajpg-01fa4.jpg?1710834991' width='500' height='375' alt='' /> </figure> </div> <p>Es verdad que en la calle estaba el grandullón, el bravucón, el de la mala leche, pero también es verdad que aprendimos a convivir con los peligros sin que nuestra vida se viera alterada.</p> <p>No, no soy de la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor; en las calles de mi niñez, aquellas y éstos teníamos muchas carencias, muchas necesidades, contraíamos más enfermedades, aunque también nos hacíamos inmunes a otras. No, cualquier tiempo pasado tuvo sus cosas buenas y malas, como en éste. Pero no puedo evitar pensar, y lo refuerzo con el tiempo, que perdimos demasiado para ganar no sé cuánto, que vendimos el ser por el tener, que nos desprendimos de lo intangible para poseer lo que se toca, abulta demasiado y pueden ver los demás. Hoy día creo firmemente, y miro para mis adentros, que riqueza no es lo que tenemos actualmente, fue lo que perdimos en aquellos espacios comunes donde nos encontrábamos de niños y que hoy ocupan las terrazas y los coches.</p> <p> Fue un robo donde no sólo nos quitaron las calles, también lo colectivo, la comunicación, el encuentro, la imaginación y el apego a la tierra, al lugar que pisábamos todos los días. Sí, hemos avanzado, con google podemos ver hasta el último rincón del planeta, eso es bueno, pero ignoramos cómo es y que sucede en nuestros barrios, nuestros ríos, barrancos y lugares.</p></div> Saramago y los árboles I https://www.otragranada.org/spip.php?article385 https://www.otragranada.org/spip.php?article385 2011-02-23T12:33:25Z text/html es Correos de la Vega <p>Jesús del Río, biólogo, bucea en la obra de José Saramago y entresaca textos en los que se ve que el Nobel portugués era un gran conocedor de los árboles. <br class='autobr' /> Jesús del Río. Colaborador de Correos de la Vega-www.otragranada.org <br class='autobr' /> En la obra de José Saramago, llama la atención la abundante referencia que se hace de los árboles como elementos literarios. Y estos no aparecen solo como formas del paisaje o elementos estéticos, sino como seres identificados, con su nombre de especie, lo que (...)</p> - <a href="https://www.otragranada.org/spip.php?rubrique11" rel="directory">Relatos</a> <div class='rss_chapo'><p>Jesús del Río, biólogo, bucea en la obra de José Saramago y entresaca textos en los que se ve que el Nobel portugués era un gran conocedor de los árboles.</p></div> <div class='rss_texte'><p><strong>Jesús del Río. Colaborador de Correos de la Vega-<a href="http://www.otragranada.org" class="spip_url spip_out auto" rel="nofollow external">www.otragranada.org</a></strong></p> <p>En la obra de José Saramago, llama la atención la abundante referencia que se hace de los árboles como elementos literarios. Y estos no aparecen solo como formas del paisaje o elementos estéticos, sino como seres identificados, con su nombre de especie, lo que demuestra el gran conocimiento que el autor tenía sobre los árboles. José Saramago no era un estudioso botánico, ni mucho menos, pero si era un gran observador de su entorno natural.</p> <p>En la balsa de piedra “ a cientos de kilómetros de Cerbere, en un lugar de Portugal cuyo nombre más tarde recordaremos, basto que una mujer llamada Joana Carda hiciera una raya en el suelo con una vara de negrillo, para que todos los perros del más allá saliesen vociferantes a la calle, ellos que repito, jamás habían ladrado.” Si el lector desconoce que árbol es el negrillo, la propia Joana Carda aclara “De árboles sé poco, luego me dijeron que negrillo es lo mismo que olmo, ninguno de ellos tiene poderes sobrenaturales, ni cambiándoles el nombre, aunque para este caso estoy segura de que el palo de un fósforo habría causado el mismo efecto.”</p> <div class='spip_document_812 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center'> <figure class="spip_doc_inner"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH409/onteniente-higuera-001_-_copia-1bf94.jpg?1710834991' width='500' height='409' alt='' /> </figure> </div> <p>Recordando las riberas de Azinhaga, en sus pequeñas memorias, Saramago identifica todas las especies arbóreas presentes “A sus pies corre el Tajo, más allá, medio oculto tras la muralla de (tarajes), chopos, frenos y sauces que le acompañan en el curso.”</p> <p>Y hablando de maderas para sillas, en casi un objeto “Cualquier árbol podría haber servido, excepto el pino, por haber agotado sus virtudes en las naves de las Indias y ser hoy ordinario, el cerezo por combarse fácilmente, la higuera por desgajarse a traición, sobre todo en días calientes y cuando a causa de los higos se va demasiado adelante por la rama; excepto estos árboles por los defectos que tienen y excepto otros por sus abundantes cualidades, como es el caso del palo de hierro, en el cual la carcoma no penetra, pero padece de demasiado peso para el volumen requerido. Otro que tampoco que viene al caso es el ébano, precisamente porque es tan solo un nombre diferente del palo de hierro, y ya se ha visto lo inconveniente de utilizar sinónimos o que supuestamente lo sean. Mucho menos en esta elucubración de cuestiones botánicas que no se preocupa de sinónimos, sino de verificar dos nombres diferentes que la gente ha dado a la misma cosa. Se puede apostar que el nombre de palo de hierro fue dado o pensando por aquel que tuvo que transportarlo a la espalda. Apuesta a lo seguro y ganas.</p> <div class='spip_document_817 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center'> <figure class="spip_doc_inner"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L301xH489/alentejo_20paisagem_205-08d0b.jpg?1707294643' width='301' height='489' alt='' /> </figure> </div> <p>En la novela levantado del suelo, son abundantes las referencias a las encinas y alcornoques del Alentejo, alcornoques sobre los que se encaramaba Juan Maltiempo para divisar su sueño de Lisboa, y en el que posiblemente acabó su vida con la soga al cuello. Ese que de niño “miraba aún los árboles más como sostén de nidos que como productores de corcho, bellotas o aceitunas.”</p> <div class='spip_document_818 spip_document spip_documents spip_document_image spip_documents_center spip_document_center'> <figure class="spip_doc_inner"> <img src='https://www.otragranada.org/local/cache-vignettes/L500xH426/Platanus_hispanica_Marbella_060427_01_sized-ff5d0.jpg?1710834991' width='500' height='426' alt='' /> </figure> </div> <p>Y a veces el árbol también se convierte en personaje literario, como en su viaje a Portugal cuando se encuentra con un hombre en Quinta da Bacalao, “Trabaja aquí desde muchacho, y el plátano que ahora está dando sombra a ambos, lo plantó el. ¿Cuántos años hace?, pregunta el viajero, Cuarenta. El plátano está joven aún; si no lo agarra la peste, o le cae un rayo, tiene para cien años. Caramba, que resistente es la vida. Cuando yo muera, aquí queda este, dice el hombre. El plátano lo oye, pero se hace el distraído, Ante extraños no habla, es un principio que todos los árboles siguen, pero cuando se aleje el viajero, seguro que dice, No quiero que mueras, padre”.</p></div> ¿Vacaciones? ¡En mi patio! https://www.otragranada.org/spip.php?article313 https://www.otragranada.org/spip.php?article313 2010-08-23T11:52:46Z text/html es Correos de la Vega <p>En verano suelo salir a mi patio cuando el sol da las últimas bocanadas. Es todo un ritual, me bajo mi flamenco, enchufo el aparatejo y cantaor va, cantaor viene. Al ratillo el tintillo de verano o de invierno, según pide el cuerpo. <br class='autobr' /> Paco Cáceres <br class='autobr' /> No es que sea un malafollá, aunque como granadino tengo todo el derecho. No, si a mí me gusta darme un garbeo por el mundo y conocer, disfrutar, sentir otros paisajes, otras gentes... pero mi patio... Me pasa como a aquel cura muy enfermo al (...)</p> - <a href="https://www.otragranada.org/spip.php?rubrique11" rel="directory">Relatos</a> <div class='rss_chapo'><p>En verano suelo salir a mi patio cuando el sol da las últimas bocanadas. Es todo un ritual, me bajo mi flamenco, enchufo el aparatejo y cantaor va, cantaor viene. Al ratillo el tintillo de verano o de invierno, según pide el cuerpo.</p></div> <div class='rss_texte'><p><strong>Paco Cáceres</strong></p> <p>No es que sea un malafollá, aunque como granadino tengo todo el derecho. No, si a mí me gusta darme un garbeo por el mundo y conocer, disfrutar, sentir otros paisajes, otras gentes... pero mi patio... Me pasa como a aquel cura muy enfermo al que visitaba un compañero; “con lo bueno que has sido tú; ¡tienes el cielo ganado!” Y el moribundo decía; “sí, pero como en casa de uno”</p> <p>En verano suelo salir a mi patio cuando el sol da las últimas bocanadas. Es todo un ritual, me bajo mi flamenco, enchufo el aparatejo y cantaor va, cantaor viene. Al ratillo el tintillo de verano o de invierno, según pide el cuerpo. El compás se esparce por los arriates, la guitarra se sube a la parra y los quejíos lo inundan todo. A veces me dejo llevar y cantamos a medias. A Tomatito le tengo confianza y pienso que haríamos un buen dúo, él con la guitarra y yo jaleándolo; “¡Ole Tomatito! ¡Qué manos!”. A gustito, me siento bien.</p> <p>Sin darme cuenta las estrellas cierran la noche, vientecillo en mi rostro, el silencio me cuenta cosas. Los arces y el cerezo agitan sus hojas, miro las estrellas, mis torpes ojos no ayudan, pero como sé donde están, adivino la Osa Mayor, la Menor o Casiopea. A partir de ahí, la inmensidad del Universo que asoma en el techo de mi patio me empequeñece y vuelvo a la niñez, a aquellos silencios igual a éstos, a aquellos cielos iguales a éstos, algo más contaminados lumínicamente los últimos, es verdad. Ya mi alma de niño se mezcla con mis arrugas y con las cicatrices de la vida y me confundo, no alcanzo a ver si soy el niño, el adulto o ambos a la vez. Circulan figuras; la niña que me hacía tilín, el amigo inolvidable de cuyo nombre no me acuerdo, mi madre, mi padre, mi hermano... Algún ruido rompe la cadena de la historia y el paseo por la vida tiene el billete cumplido por hoy. Me siento muy relajado.</p> <p>Otras noches, cuando el silencio ahoga la música, pienso y sueño. Cambio el mundo desde mi patio; desde los despachos de los poderosos no lo hacen. Y desaparecen niños desnutridos, mundos insostenibles ambientalmente y ogros imperialistas que aterrorizan el Planeta... Después por la mañana cuando leo los periódicos veo que algo falló; todo sigue igual. Entonces comprendo que el granito de arena de cada uno, el que cambia esto, no se pone; me prometo hacer algo más.</p> <p>No creáis que sólo por eso me gustan las vacaciones en mi patio. No, he de confesar mi mala suerte, en los camping, la meada la tengo que echar siempre en la otra punta y eso de noche sienta fatal. Aquí no, aquí ni espero colas ni me pilla lejos; y eso es de agradecer. No son tonterías, esas cosas pequeñas ¡dan tanta felicidad!</p> <p>También las mañanas tienen su encanto. Cuando el cuerpo me pilla bien me voy temprano para la Vega y entre acequias y maizales, hortalizas, higueras y algún que otro nogal te sientes paisaje, después entras al pueblo, revolotean golondrinas, bebes agua y el cafelito mañanero; ya tienes el día entonado. Pero si la pereza me atrapa, desde mi cama escucho el jolgorio de los gorriones que viven junto a mi ventana, un poco más tarde asomará el primer verderón; en el invierno venía el mirlo de las siete de la mañana, pero se molestaría por algo y no volvió.</p> <p>A media tarde, yo que aguanto el calor, me voy a correr. Unas veces cojo secano y otras Vega, unas voy al Dílar y otras al Tesorillo, unas veces trago polvo y otras me asfixio, pero decía mi madre que sarna con gusto no pica. Correr es ver el paisaje a muchas revoluciones, bueno, ya a mi edad no vacilaré; a menos revoluciones.</p> <p>A estas alturas algunos me dirán privilegiado por tener patio. Es verdad, pero mi cuna es muy humilde y el jugo del entorno lo sacaba de donde pillaba. A veces, de niño, me atraía una simple maceta de mi madre.</p> <p>Mi patio... a pesar de él me daré una vuelta por esos mundos locos, pero nada más salir pensaré; ¿estará bien mi cerezo? ¿Se habrá secado alguna maceta? ¿Habrán criado los gorriones? ¿Habrá algún volantón llamando a la madre? ¿Estarán las peras maduras? ¿Se habrá cargado el jodido purgón mi melocotonero? Y cuando esté llegando a mi destino, para qué engañarnos, cambiaré las preguntas; ¿habrá buena gente? ¿Podré dormir buena siesta donde vaya? ¿Quedará el servicio lejos?</p></div>