Jesús Páez, Jorge Álvarez, Paco Cáceres
Colectivo Otra Granada
No podemos bailar con la música de los inversores
Al final del artículo anterior nos hacíamos estas preguntas. ¿Tenemos que programar el territorio al gusto de nuestros supuestos “salvadores” o turistas? ¿No tendríamos que cambiar el planteamiento? ¿Cómo queremos nuestro territorio los habitantes que lo pisamos los casi 365 días del año? ¿No sería más atractivo a los demás si lo pintamos con lo mejor de nosotros mismos? Si nosotros estamos a gusto en él, lógicamente, el que venga también lo estará. A partir de estos interrogantes aportamos algunas ideas para caminar hacia otro modelo de desarrollo humano, con equidad, armonía con el territorio y profundamente democrático.
Algunas ideas para repensar un desarrollo granadino que piensa en el bien común
– En primer lugar hay un modelo de desarrollo que no está ligado exclusivamente al crecimiento económico. El desarrollo endógeno, por ejemplo, pone el acento en la integralidad; se avanza en economía, cultura, educación, organización colectiva, equilibrio con el medio ambiente…
– Cada territorio tiene unas potencialidades que pueden hacer posible la vida de los habitantes. Esas potencialidades han de ser descubiertas mediante un proceso investigativo participativo en el que se involucra toda la comunidad; fuerzas económicas, sociales, colectivos organizados y, lógicamente, la propia administración que es la que posibilita todo esto. Por tanto, los proyectos que surjan se asientan o apoyan en un recurso o bien (tecnología, conocimiento, suelo, clima) endógeno.
– Esto no es posible sin una ciudadanía organizada que ejerza como tal y se implique directamente en las posibilidades de desarrollo de nuestro propio territorio y en la mejora de la calidad de vida de sus habitantes.
– Para sacar adelante los proyectos que se acordaran es necesario que se disponga del capital de inversión y circulante necesario en la cuantía y momento oportuno. Aquí harían falta los inversores, pero éstos operan ateniéndose a los proyectos de la comunidad o que estén en línea con éstos.
– En este modelo el marco es el bien común; los intereses colectivos por encima de los estrictamente individuales, mirada del territorio pensando en cómo se lo dejaremos a las futuras generaciones. Es decir; desarrollo sostenible y sustentable.
– El sistema empresarial que mejor se adapta a este modelo es el de la economía social. En concreto, el modelo cooperativo es el más ligado y respetuoso con el territorio, el más democrático (un hombre un voto) y el más social (el puesto de trabajo es lo que más importa). Lógicamente la eficiencia y el buen hacer no debe estar reñido con las otras características cooperativas.
Posibles sectores a dinamizar económicamente
Lógicamente este trabajo de investigación participativa sobre sectores que se podrían dinamizar económicamente debe hacerse desde la comunidad (expertos, colectivos de la ciudadanía, mundo económico y social, administraciones…) Nosotros apuntamos unas posibles líneas a contemplar
- el desarrollo agroalimentario y agroindustrial
- la autosuficiencia energética (y venta del excedente)
- la investigación (universidad) aplicada al desarrollo
- incremento de la agenda cultural con nuevos elementos como el turismo agrario y barrial, etc.
- la apuesta por un turismo de más calidad (habría que debatir sobre este término para no confundir con el turismo de ricos) y estable
- Las grandes posibilidades del medio ambiente granadino como generador de puestos de trabajo y, al tiempo, de conocimiento y concienciación de los granadinos sobre su propio territorio.
Hacemos hincapié en que este modelo tiene una visión integral y por tanto la economía es un aspecto más del desarrollo. Por otra parte el crecimiento no tiene por qué ser sólo material. En este sentido habría confluencia con ideas decrecentistas.
Creando redes
– Es muy importante potenciar (con objetivos, métodos y especialistas en la materia) la participación ciudadana y las fórmulas empresariales colaborativas: cooperativas de producción, de comercialización, de compra de insumos, consorcios, etc.
– A partir de las experiencias que vayan surgiendo, hay que ir creando redes que vayan gestando un nuevo modelo económico, social y cultural alternativo.
Resumiendo con preguntas y respuestas
¿Cómo queremos el territorio los habitantes que vivimos en él? ¿Qué potencialidades tiene? ¿Qué podemos hacer los habitantes de un territorio por el desarrollo integral? ¿Cómo hacerlo sin dejar la tierra baldía para las futuras generaciones?
– Investigación participativa para descubrir las potencialidades del territorio.
– Ciudadanía comprometida y organizada que toma conciencia de su propio futuro.
– Fórmulas cooperativas e inversores que no tienen la ganancia como objetivo único.
– Creación de redes que vayan gestando este modelo de desarrollo endógeno integral
Línea de trabajo del grupo “Inversores. Economía social y desarrollo endógeno” de Otra Granada
– Seguir investigando, apoyando y colaborando en la gestación de experiencias como las que vayan en esta línea.
– Ahora en tiempos de crisis, abrir espacios de encuentro en barrios y pueblos con la ciudadanía como protagonista que busca soluciones a la pobreza y el paro desde la economía social.
– Desde los argumentos desmontar el mito del desarrollo actual dando a conocer los valores cooperativos, de la economía social, de las posibilidades del desarrollo endógeno. Y, muy importante, los granadinos tenemos que creer en nuestras propias capacidades colectivas e individuales.
Todo esto que hemos expuesto no cabe duda de que es muy difícil, pero es el único camino que lleva a un verdadero desarrollo humano, justo, con equidad, en armonía con el territorio y profundamente democrático, porque son las personas de un territorio las que deciden colectivamente su destino.
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Nuestros mitos del desarrollo granadino: ¡Los inversores nos sacarán las castañas del fuego!
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