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Agricultores de Cúllar Vega denuncian que los vertidos a las acequias arruinan sus cultivos

El Ayuntamiento de Las Gabias pasa del tema

Lo vi; grandes tubos vomitan en las acequias aguas residuales pestilentes; esto a su vez es caldo de cultivo de una plaga de ratas que devoran los maizales que hay junto al ramal de la acequia. De nada valen las continuadas quejas de los agricultores; el ayuntamiento de Las Gabias pasa del tema.

El ramal del Molino, con agujeros de ratas pr doquier

Paco Cáceres. veguitadegrana@gmail.com

La herencia maldita del ladrillo está ahí, también la incompetencia de unas administraciones y partidos políticos gobernantes que nunca han pedido perdón por actuar como actuaron. Autorizaban grandes urbanizaciones por todas partes sin que fuera problema, entre otros muchos, a dónde irían a parar las aguas residuales. De los miles de millones de euros de plusvalías, impuestos y comisiones que recibían los ayuntamientos, de los que le llegaban de Europa y, ¡qué poca vergüenza!, de lo que nos cobran en la factura para depurar las aguas residuales, ni un céntimo de euro se gastó en depuradoras ni nada por el estilo. Y lo dicho, aquí todos se van de rositas, incluso tienen la desfachatez de mostrarse actualemnte sensibles con los problemas medioambientales.

El tubo arroja algo pastoso y pestilente

Perdonad la entrada, lo que vi me revolvió las tripas; si a eso sumo la memoria de muchos años de patear la vega y los pueblos viendo la destructiva especulación urbanística campear a sus anchas y la impunidad de unos gobernantes locales y de la Junta al servicio de aquella, pues eso, se me calienta la boquilla. Fueron tiempos en que a los que éramos críticos con el modelo se nos catalogaba como “enemigos del progreso” y se nos degradaba a ciudadanos de tercera categoría sin derecho nia a agua, ni a sal ni a información… Ya me he calentado otra vez. Ahora sí, voy al tema.

Los residuos se ven por todas partes

Acompaño a Juan García y Pepe López al ramal del Molino, de la acequia de Las Gabias. Este ramal vierte los sobrantes a la acequia Arabuleila. Al fondo hay urbanizaciones que pertenecen al municipio de Las Gabias, a lo largo del ramal hay varios tubos que vomitan todas las aguas residuales que se generan en estas unifamiliares. Así se hacían y se hacen las cosas.

Ni los destrozos los arreglan

Han cambiado los tiempos, hace décadas los agricultores encharcaban los campos con las aguas residuales y la tierra se abonaba. Ahora, con los mil productos químicos que se le echan a las lavadoras, lavavajillas, etc., las aguas bajan malditas. Ya, a ningún agricultor se le ocurre realizar esa práctica de antaño. Me decía un campesino recientemente que una vez se rompió un tubo que llevaba aguas de este tipo y se anegó parte de su finca con esos vertidos. Resultado; estuvo bastante tiempo con siembras infructuosas. “Allí no nacía nada, ¡qué tendrían esas aguas!”

Agujeros de ratas. Éstas tan grandes como conejos

Estou junto al ramal, el espectáculo no es agradable; a la salida del tubo se acumula un cúmulo de algo pastoso y con residuos de todo tipo. A la vista se le suma lo maloliente que percibe el olfato. “Ahora mismo no está saliendo apenas nada, pero hay veces que el tubo se queda chico de lo que sale”. A eso se suman los agujeros por todos los lados donde habitan esos animales que conviven con ese ambiente; las ratas. Total, entre esa agua y las ratas, allí está el maizal muerto de risa, o de llanto del agricultor, porque eso de sembrar para nada no es muy alentador.

“Aquí los de Las Gabias vierten a Cúllar, y los de Cúllar a Belicena; cada municipio vierte al que está por debajo”. Efectivamente, me llevan al límite del municipio de Cúllar con Vegas del Genil y aquel municipio le “regala” a éste a través de un enorme tubo sus aguas residuales. Incluso hay un lugar donde vierten a menos de un metro Cúllar y Las Gabias. Así, como hermanos.

Sembrar para que coman las ratas

“Estamos hartos de denunciar el hecho al Ayuntamiento de Las Gabias, pero no nos hacen caso y esto clama al cielo, porque lo que siembres es para las ratas”. Más abajo, me dicen Juan y Pepe, han tenido que entubar un trozo porque los vecinos eran un puro clamor en contra de los malos olores, pero ¡aquí no han intervenido ni para arreglar la parte de obra destruida por la fuerza que traía lo que salía por el tubo después de unas lluvias fuertes.

Aquí cada cual le vierte al vecino; en este caso, Cúllar le vierte a Belicena

Quejas de años, quejas justas, pero nada de nada. Seguimos caminando Juan, Pepe y yo hablando de Vega, de proyectos para revitalizar ésta y de, entre las pesadillas que os he contado, sueños para que la agricultura ocupe el papel digno que se merece. Con Pepe hablo de pájaros, este agricultor autodidacta se conoce todas las aves del entorno, dónde tienen sus nidos, sus costumbres… además, habla de ellos como si se refiriera a unos vecinos próximos.

Afortunadamente no toda la acequia está igual.

Vuelvo con mi bici para Granada, es un día muy agradable, con un sol que calienta, me bajo para ver la acequia Arabuleila cuando viene de Churriana. Justo es decirlo, el agua que lleva tiene otra vista, otro rumor y, afortunadamente, lo que desprende su olor son las plantas que crecen junto a ella. No todos los riegos, pues, están afectaddos del mal que les he narrado.

Arabueliala; ese bellísiimo nombre que siempre me gustó, merece, como todas las acequias, otro trato, porque con estas aguas se riegan muchos productos que después servirán para alimentarnos. Pero lo mismo que al maltratador machista no le puedes hablar de los derechos de la mujer, a muchos de nuestros gobernantes (digo muchos, no todos) no les puedes hablar de los problemas de la agricultura o del vertido de aguas; sus sensibilidades las moldeó el ladrillo y de ahí todavía no han salido. Repito, muchos de ellos, porque si fueran todos, apaga y vámonos

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Por Veguita de Graná

El Viernes 4 de abril de 2014

Actualizado el 4 de abril de 2014